El país vive una nueva y peligrosa crisis. Se inicia una nueva etapa: es tiempo de aprender.
La muerte de un presidente y los procesos electorales han impactado la conciencia de todos los venezolanos. Este impacto es mayor como consecuencia de los apretados resultados obtenidos por los dos candidatos en el más reciente proceso y la denuncia de existencia de irregularidades y actos de coacción y violencia.
Las elecciones pueden contribuir a la construcción de la paz sólo si sus resultados no se interpretan como la exclusión, persecución y eliminación del otro, sino la necesaria coexistencia de expresiones políticas diversas.
Somos un país diverso, plurietnico y multicultural. Esta diversidad, que es, a la vez, nuestra mayor riqueza, debe expresarse en los partidos y organizaciones sociales, en la educación. No se trata de “tolerar” a quien es y piensa diferente. Se trata de respetarlo y desarrollar todos juntos una acción colectiva que aborde los urgentes problemas políticos, sociales y económicos que confronta el país. AQUÍ CABEMOS TODOS.
Se han cometido graves errores. Es necesaria una autocrítica sincera. Tal vez el mayor error ha sido considerar enemigo al que piensa distinto. Subestimarlo en calidad y cantidad. Degradándose uno y Otro en su condición humana, a través de distintos tipos de violencia.
No obstante, la participación, que es el curso en el que se expresa esa diversidad, ahora se abre paso de muchas maneras. Las redes sociales, Facebook, Twiter, mensajitos cuelan la participación por entre los dedos de los que la niegan. Todo termina por saberse. La Cultura de la Participación crece y con ella la profundización de la democracia que alienta nuestra constitución.
Venezuela enfrenta graves peligros. La experiencia de otros países nos dice que la violencia y el ansia de poder pueden inventar atajos. Atajos que pueden devorar a los ingenuos y exaltados. Hasta ahora nuestro talante cordial ha evitado la instalación de la muerte como sistema, que se arraigado en otros pueblos, invitada por muchas menos ofensas y agresiones.
La política, que desde hace tiempo se llamaba el arte de ganar aliados, ahora debe ser más que eso. Debe estar al servicio de la construcción del País. Debe estar al servicio de la construcción del País y de la convivencia entre los venezolanos.
La necesaria paz, que todos decimos querer, no puede ser una paz boba para que todo siga igual. Es una paz en diálogo y discusión, de búsqueda, proposición y realización para ese país hoy dividido e insatisfecho, que ha hablado y lo ha hecho con voz recia y clara para que lo oigan sus dirigentes. Es una paz constructiva en diálogo y discusión, en búsqueda, proposición y realización para ese país que ha perdido la paciencia y el miedo.
Hay que crear los espacios y las maneras de dialogar, discutir, proponer y promover: los partidos políticos, la Asamblea Nacional, los consejos comunales, las universidades, las comunidades religiosas, en la Asamblea Nacional, en los consejos comunales, en los órganos colegiados del poder público, en las universidades, con la confianza de que todo el pueblo venezolano, de uno u otro signo, quiere el diálogo y la paz.
Contamos con organizaciones, grupos, comunidades, asociaciones, aulas de clase, gente y una historia común para negociar, discutir, participar, acordar y discrepar, para generar valores, referentes, marcar rutas y ensayar proyectos de cambio en paz.
Para construir la paz en democracia nos hemos convocado, estamos convocando y estamos invitando a que convoquen.
AQUÍ CABEMOS TODOS
17 de Abril de 2013