2001.com.ve | Ana Karina Delgado
Carlos González, de 75 años, fue sacado de su casa por una emergencia médica, presuntamente una obstrucción intestinal que tenía ya cuatro días. Pedro González, su hijo, lo llevó al Hospital Pérez Carreño aproximadamente a las 11:00 de la noche.
Al paciente le mandaron a hacer una serie de exámenes de sangre básicos, fuera de la institución, ya que los laboratorios de emergencia no estaban en funcionamiento.
“El lugar donde tenían a mi padre en el Pérez Carreño, estaba sucio, habían personas quejándose por no ser atendidas, él se estaba deprimiendo más por las instalaciones”, expresó Pedro.
Al día siguiente el pronóstico de salud era el mismo, los doctores opinaban que el septuagenario debía ser operado de emergencia. Para su intervención quirúrgica, González, necesitaba bolsas de sangre, en caso de que hubiese alguna hemorragia y se necesitara una transfusión, sin embargo el hospital no contaba con los reactivos para procesarla.
En el centro de salud le propusieron al hijo la firma de un documento en el que “aceptara los riesgos y se hiciera responsable de una operación sin transfusiones”. Tomando en cuenta que el paciente es diabético y con problemas cardiovasculares.
Pedro se negó ante tal posibilidad, y el médico le recomendó la búsqueda del líquido en otras instituciones.
Posteriormente, la familia mediante contactos consiguió el fluido sanguíneo en otro hospital, donde sí tenían los reactivos y las unidades necesarias para operar al paciente. El personal se comunicó con el Pérez Carreño para trasladar el líquido, y este se negó a recibirlo.
El centro de salud alegó que el procedimiento seguido no fue el adecuado, porque era el médico tratante quien debía contactar al banco de sangre y solicitar las unidades. Es decir, una información muy distinta a la suministrada.
Pedro comentó que estaba consternado por la confusión, y no comprendía cómo es que envían a familiares a buscar sangre y los propios médicos no conocen el verdadero método.
“Estábamos perdiendo tiempo importante, y no aceptaban una solución de vida para mi padre”, declaró.
Ante tantas dificultades la familia decidió trasladar al paciente a una clínica, afirmaron que su padre merecía estar en un lugar en el que la prioridad fuera su salud.
Luego del cambio, inmediatamente el paciente fue hospitalizado. Pedro comentó que el cambio fue ‘del cielo a la tierra’, las condiciones de infraestructura y de atención del centro privado eran muy diferentes.
Asimismo, comentó que el procedimiento quirúrgico siguió en pie, pero con un presupuesto millonario que se encontraba fuera de su alcance. 8 mil millones de bolívares era el cálculo aproximado que le suministro la institución por la operación. Transferencia que debía recibir la clínica por el monto completo antes de llevar a cabo el procedimiento.
“¡Eran aproximadamente 2.500 dólares, fortuna que por supuesto no teníamos, la emergencia debía ser atendida cuanto antes!”, Exclamó el hijo relatando lo sucedido.
Los otros dos hijos de Carlos estaban en el exterior, circunstancia que fue la única solución ante el pago. “Todos nos movilizamos para conseguir el dinero que no teníamos”, expresó González.
La preocupación no terminaba, porque el presupuesto dado no cubría el postoperatorio ni los servicios de hospitalización.
2018-06-28
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