Redacción 2001 | Alexsayder Castellanos
En Venezuela la ausencia de un programa materno infantil bien estructurado que proteja el 23% de los embarazos que suelen ser de niñas menores a los 18 años, está provocando una grave desnutrición interna en el proceso de gestación. Así lo indicó Maritza Landaeta, miembro fundador del consejo directivo de la Fundación Bengoa.
La organización social sin fines de lucro para desarrollar la alimentación y nutrición de los venezolanos, determinó a través de sus estudios que la mayoría de estas madres no recibe la suplementación que requiere. En consecuencia, el infante no recibe la leche materna, alimento que le brinda los nutrientes indispensables para que se desarrolle con un sistema inmunológico fuerte.
La coordinadora de investigación de la fundación insistió en la importancia de alimentar apropiadamente al niño durante los primeros tres años de vida, con el fin de evitar que se enferme y desarrolle algún problema nutricional.
De acuerdo con los análisis de Bengoa, la desnutrición en Venezuela se está desplazando a los más jóvenes, provocando hasta la muerte de la criatura en sus primeros seis meses o antes del primer año. “Los niños que mueren en los hospitales llegan infectados y sin un nivel nutricional adecuado”, aseveró.
Según la investigadora, el hecho de que la anemia se desplace a infantes indica que hay una alta vulnerabilidad en estas madres, quienes deben ser protegidas. Añadió que el factor de estrés al que está sometida a diario la mamá hace que se dificulte más la lactancia. “Ella tiene que salir a buscar el alimento en la calle y eso evita que cumpla con ese labor fundamental”, puntualizó. Aclaró, además, que mientras más amamantamiento reciba el infante en los primeros meses de vida, este va estar más sano y “ella no va a tener que salir a comprar leche que, adicionalmente, no es de calidad”.
Landaeta, quien además es médico con posgrado en planificación alimentaria y nutricional, señaló que para evitar la desnutrición en niños se debe vacunar y eliminar cualquier tipo de contaminación en su ambiente. “Hay que tener mucho cuidado en el manejo de los alimentos”, resaltó.
Cansados de comer lo mismo. La profesional ha conseguido que el venezolano está hastiado de comer lo mismo “hoy, mañana, pasado y todos los días, porque es lo que llega en la caja del Comité Local de Abastecimiento y Producción (Clap)”. Recordó que la alimentación también debe ser variada y satisfactoria para el consumidor.
En los programas de la Fundación Bengoa, la sardina es un alimento fundamental porque tiene ácidos grasos esenciales que ayudan a que el niño mejore su nivel cerebral, cognitivo y físico. Igualmente, Landaeta indicó que existen “trucos” que una madre debe saber para que los nutrientes se aprovechen. “Si se prepara una carne molida debe ser sin algo que contenga leche porque el lácteo contiene calcio y éste compite con el hierro que tiene la carne”, citó como ejemplo.
Anemia por bajo consumo de hierro. Para Landaeta, la primera deficiencia micronutriente en el país es la anemia por carencia de hierro.
Afirmó que son pocos los venezolanos que consumen carne o huevo, esto según un último estudio que revela que apenas el 12% de la población está consumiendo esa fuente habitual de proteínas, grasas y minerales.
“En la fundación, para compensar la deficiencia de proteínas animales que se registra desde hace mucho tiempo, hacíamos recetas sustituyendo con huevo, pero ahora las posibilidades de sustitución se están restringiendo. Por esto, la calidad nutricional es más complicada y esto tiene un impacto significativo en los grupos más vulnerables como los niños, mujeres embarazadas y adultos mayores”, explicó.
A juicio de la especialista, en Venezuela desde hace tiempo no hay respeto a un derecho humano tan fundamental como la alimentación. Solo el hecho de no poder consumir la arepa diaria, por ejemplo, hace que la persona no cubra ese requerimiento de hierro que necesita.
Pobreza extrema acecha. De acuerdo con Landaeta, la solidaridad entre los pobres ayudó en años anteriores a que ninguna persona tuviese que comer desechos, pero en un contexto de crisis “la pobreza extrema ha salido de sus ámbitos y así vemos tanto a niños como a adultos comiendo de la basura”. Definió como degradación humana que el hombre no pueda tener acceso a su alimento.
La investigadora señaló que esta misma crisis ocasiona que las madres o padres dejen de nutrirse para darle de comer a sus hijos. En el otro extremo, esa desesperación también puede llevar al progenitor a atentar contra su vida. “Ahora se reporta que están subiendo los niveles de suicidio por trastornos mentales”, subrayó.
Otra causa de la diáspora. “La gente se va del país desesperada porque tiene hambre y porque aquí no puede resolver sus necesidades”, manifestó Landaeta, quien además añadió que las familias se desunen para buscar opciones y los niños en las comunidades quedan solos porque “sus pilares se van”.
De acuerdo con estudios de Bengoa, el 60% de los niños dejaron de ir a la escuela porque emigraron o no tienen cómo llegar. Es decir, la mala alimentación también está privándolos de su derecho educativo.
Conforme a sus estimaciones, la desnutrición crónica aumentó a 35% para el mes de septiembre de 2019 y la mayoría de los casos son niños que van acumulando un déficit que afecta su peso o talla, esto es, el infante puede tener 7 años y su talla es de un niño de 5 años o 4 años. Para Landaeta, la problemática alimentaria es de todas las clases o niveles sociales debido a que cada uno está muy golpeado.
2019-09-17
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