AVN
La imagen del Nazareno de San Pablo salió, en hombros de los feligreses, de la Basílica de Santa Teresa, en Caracas, para iniciar la tradicional procesión por las calles del centro de la capital.
La santa imagen recorrerá, alzada por 28 hombres de la cofradía de cargadores del Nazareno y acompañada por los devotos, las avenidas Lecuna y Baralt hasta retornar nuevamente al templo.
El Nazareno, que durante la procesión es acompañado por la imagen de la Virgen de la Dolorosa, la cual representa a la madre de Dios en el cristianismo, pesa alrededor de 800 kilogramos, está tallado en madera y este año recibió 8 mil 500 orquídeas obsequiadas por los devotos como pago de sus promesas.
La cofradía, conformada actualmente por 150 personas, ha acompañado al santo por más de 300 años en los que la tradición ha sido transmitida de generación en generación, informó el equipo reporteril de Venezolana de Televisión.
Durante estos días de Semana Santa, los fieles conmemoran la pasión, muerte y resurrección de Jesús de Nazaret para lo cual acuden a los diferentes templos para agradecer por favores concedidos, y el Nazareno de San Pablo no escapa de estos tributos. Es una de las imágenes más veneradas y emblemáticas en el país que representa dramáticamente a Cristo encorvado, con la cruz sobre su hombro izquierdo y con una corona de espinas.
Más temprano, la viceministra de Turismo, Zendy Berrios, informó que el Nazareno ha recibido este año la visita de 19.500 creyentes en la iglesia capitalina.
Tradición caraqueña
Aunque para la comunidad católica la pasión y muerte de Cristo marcó la salvación de los pueblos, para los caraqueños existe una historia muy propia.
En 1696 una gran epidemia de viruela afectó a toda la ciudad capital, y por esta razón el Nazareno fue sacado en procesión. Mientras caminaban los feligreses acompañando a la imagen, ésta tropezó en la esquina del templo (Miracielos) con un limonero, del cual se desprendieron los frutos, que quedaron enredados en su corona.
Los caraqueños interpretaron el hecho como una señal de Dios y comenzaron a elaborar bebidas para los enfermos, quienes milagrosamente tuvieron una cura inmediata.
Por eso, el Cristo sanador es reivindicado por sus fieles con el pago de promesas que son acciones simbólicas que generan un nexo especial entre los feligreses y el Nazareno que va más allá de la vestimenta a su semejanza.