Guillermo Tell Trocóniz
Somos distintos, todos lo somos y eso es lo natural, tenemos una propia manera de percibir la vida y de vivirla, así vengamos de un mismo hogar, hemos recorrido un camino, hemos tenido experiencias y ellas han formado parte de ese moldeado de la personalidad a lo largo de nuestra historia.
Pero ¿Cómo me reconozco? Y ¿Qué tan importante es que lo haga?, podemos hacerlo desde varios puntos de vista: Las Creencias, La Inteligencia Emocional y lo transgeneracional.
Sobre la Creencias ya hemos escrito antes, ellas nos marcan el lugar, los padres, la familia, esa cosas no las decido yo, como tampoco mi estatura, color de piel y ojos, en fin hay cosas con las que me tocó vivir, por ejemplo no es igual haber nacido mujer en Afganistán que en Venezuela, cada país tiene su cultura y cultura es todo aquello que hace el hombre y lo que hace el hombre está marcado por lo que cree, es decir, sus creencias. Ahora ¿Qué tan importante es reconocerme? Cuando me reconozco ¡sé quién soy!, tengo conciencia de mi ser, de mi existencia, de lo que represento en mí y en mi entorno, tengo sentido y le doy sentido a lo que hago, AL RECONOCERME SE QUE EXISTO, y esa existencia está marcada por mis creencias es decir en ¿Cómo me reconozco? Y allí entran las percepciones, si creo que soy inteligente! lo seré!, ¿ creo que soy inútil?,! lo seré!, si creo que… lo seré! Y en tal sentido me reconoceré, como inteligente, como inútil, en fin, SOY LO QUE CREO QUE SOY Y ASI ME RECONOZCO.
En cuanto a la Inteligencia Emocional, hay un aspecto fundamental que a mi juicio forma parte de ese reconocimiento, y es el autoconocimiento, esto lo que quiere decir ¿saber que siento?, ¿que lo causo? y ¿que genera eso en mí? y eso solo lo puedo hacer si logro gestionar mis emociones, algo que a mi puede indignarme a otra persona le puede causar gracia y las emociones están ligadas a nuestro sistema de creencias y por ende a mi manera de reconocerme, es decir , de existir. Cuando logro reconocer eso que me perturba, le doy un nombre y lo asocio con las reacciones que genera en mi cuerpo, pues sabré entonces que debo hacer para que sea yo y no la emoción la que actué y la gente no diga ¿Qué te pasa? ¡No te reconozco!
Y allí entra lo transgeneracional, porque formamos parte de un sistema, ese sistema tiene un orden, un equilibrio y una pertenencia. El orden jerárquico, padre, madre, hermano mayor, etc. Un equilibrio, porque la madre no puede por mucho que quiera jugar el rol de padre, el hijo no puede ocupar el lugar del padre en la cama y la hija no puede tratar a su madre como a una hija, porque el equilibrio en ese orden se trastoca y simplemente, no funciona, además de generar creencias y paradigmas que se irán transmitiendo, “si yo el hijo estoy para ocupar el rol de padre” ¿Qué tipo de relación cree usted que me busque en un futuro? Y la pertenencia, es sentirme parte de algo, de ese sistema, de sus normas, costumbres, y claro está, valores y creencias. Cuando pertenezco, me siento seguro, ahora si pienso en que me pertenece, eso ya es otra cosa, ya que pienso que no somos dueños de nada y aquel que siente que una persona le pertenece, sin duda vive en una relación toxica, lo único verdaderamente tuyo es tu vida y esa a veces también nos la dejamos arrebatar.
Me reconozco en lo que creo, en lo que siento y en aquello de dónde vengo y formo parte, y es allí, al reconocerme como alguien único, cuando me doy cuenta que debo reconocer al otro como otro ser único, el reconocerme me hará ver al otro desde el otro, no desde él, sino desde lo que en mi reconocimiento reconozco en él, eso es la verdadera empatía.
2019-12-08
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