Paola Ñáñez Orozco | [email protected]
Como ya es costumbre, el Arzobispo de Caracas, cardenal Jorge Urosa Savino, realizó la misa del Domingo de Ramos en la Catedral de Caracas, en la cual bendijo las palmas e instó a los feligreses a no irse por los caminos “fáciles de la vida”, en donde, a su parecer solo llevan al narcotráfico, al odio, a la amargura, corrupción administrativa y de la búsqueda del dinero sobre todas las cosas.
Por otra parte, pidió esta Semana Santa a los ciudadanos acercarse a Dios para dejar a un lado la oscuridad.
Zulia
Siguiendo con la tradición, el monseñor Ubaldo Santana dio un mensaje de esperanza al pueblo zuliano desde la Catedral de Maracaibo para que abran sus corazones como en su momento se abrieron las puertas de Jerusalén para el Mesías. “Debemos abrir nuestro corazón con humildad y sencillez, dejar que el Redentor entre en nuestras vidas”, señaló.
Santana bendijo las palmas durante una caminata de la Plaza Bolívar de Maracaibo hasta la Catedral, y recalcó que este es un símbolo de alabanza que se le tributa al Hijo de Dios hecho hombre. Tenerlas en casa demuestra que seguimos bendiciendo y glorificando al Señor.
Vaticano
El papa Francisco presidió la tradicional celebración litúrgica del Domingo de Ramos y la Pasión del Señor en la Plaza de San Pedro, y ofreció a los fieles una homilía en la que recordó que esta celebración es previa a la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús de Nazaret y que de camino a la cruz, Jesús “experimenta en su propia piel también la indiferencia, pues nadie quiere asumir la responsabilidad de su destino”. En este punto, haciendo gala de la espontaneidad que caracteriza la mayoría de sus intervenciones, apuntó: “Pienso en tantos marginados, en tantos refugiados… y también en tantos que no quieren asumir la responsabilidad de su destino”.
El papa Francisco llegó a la plaza del Vaticano a pie, con una mitra dorada y una casulla roja, y se acercó hasta el obelisco central para ser testigo de la procesión de las palmas e impartir su bendición.
Posteriormente, fue en procesión hasta el altar ubicado ante la fachada principal de la Basílica de San Pedro, donde presidió la celebración de la eucaristía.