MARIA LAURA LOMBARDI
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Hoy culmina la visita a Caracas del artista alemán Jan Vormann quien la semana pasada realizó aquí diversas actividades como fueron dos conferencias y “ La Toma” con arte de calle de una vía muy transitada de Chacao.
Vormann admitió que está decidido a dejar su huella en el mundo entero. En tal sentido hasta la fecha ha realizado obras de arte o intervenciones en muros, pavimentos y parques en 29 ciudades tan alejadas y disímiles como Nueva York, Quito, Tel Aviv o Teherán, Moscú, Roma, Sídney, Ámsterdam y Caracas.
Su obra, como la de todo artista plástico urbano, tiene características visuales y un mensaje que es el resultado de su vida, sentimientos y reflexiones. Vormann se ha dado a conocer internacionalmente por las restauraciones que hace con piezas de Lego en las roturas o zonas desgastadas de los muros, pero su trayectoria es más amplia.
Comienza con los grafitis que hizo de joven y prosiguecon una serie de obras plásticas y conceptuales que creó en diversas etapas de su arte.
–¿Qué le motiva a crear obras urbanas?
— Tuve que decidir, como le ocurre a todos, qué quería hacer con mi vida. Estuve indeciso sobre si quería ser biólogo o dedicarme al arte y opté por lo segundo. La motivación que me hace crear es básicamente transmitir mi percepción de las cosas.
Antes -continúa el artista- era idealista, más radical y deseaba cambiar el mundo. Ahora sigo creyendo que podemos cambiar el mundo pero de una forma más amable y positiva.
— ¿Usted cree que en una ciudad con amplios sectores marginales y en franco deterioro como Caracas, es más importante recuperar los espacios y los servicios o decorar la el entorno?
–Sin duda hay que recuperar los espacios para caminar, por ejemplo. Pero he observado en el poco tiempo que llevo en Caracas que aquí hay personas profundamente comprometidas con el arte en las calles. La gente hace esfuerzos por mejorar y embellecer la ciudad y no se da por vencida.
–¿Por qué eligió el Lego para trabajar?
–Porque es una de las primeras formas de enseñarle a un niño algo sobre arquitectura pero también porque si colocas piezas de Lego en un muro creas un contraste con la estructura original lleno de colorido y diferentes texturas, y esto en mi opinión y de muchos espectadores, tiene sentido. Para otros no lo tiene.
El murito de los idiomas
En el comienzo del conversatorio, que tuvo lugar a sala llena en La Viga del Centro Cultura Chacao, el pasado lunes, Jan Vormann con apoyo visual, informó que cursó estudios de Bellas Artes en la Universidad de Berlín y estudios sobre la conservación de monumentos en la universidad Otto Friedrich de Bamberg en Alemania, así como de Arte Monumental en la Academia Estatal de San Petersburgo.
Luego el artista mostró y explicó buena parte de su obra conceptual. No hubo traducción simultánea del alemán o del inglés al español, por ende resultó difícil entender las explicaciones y anécdotas que reveló. Afortunadamente al final del evento tuvimos la oportunidad de conversar directamente con él y para ello contamos con la colaboración de Andrea Angione, coordinadora de programación cultural del Goethe Institut.
Las primeras creaciones de Vormann fueron escenografías en las áreas de baile, teatro y moda. Luego el creador ideó una máquina de hacer burbujas de jabón. Perfeccionó el primer equipo pensando que todos los niños del mundo juegan con ellas y se sintió atraído por los diversos tonos de color que alcanzan los globitos y por la forma como se rompen.
Asimismo, Vormann hizo prototipos de máquinas que se autodestruyen y creó un sistema que llamó “ Lenta revolución” donde jugó con los conceptos de poder, fuerza, velocidad, individuo y colectividad para concluir que la fuerza y el poder están en la base de la sociedad que es lenta en sus movimientos.
Vormann colocó tres carritos de mercado juntos en un supermercado de Moscú, representando las clases sociales enfrentadas por una hipotética canasta alimentaria, y también jugó con el famoso afiche de Marilyn Monroe, expuesta al efecto de un ventilador subterráneo. En tal sentido dispuso de una veintena de ventiladores paralelamente para que un grupo de transeúntes hombres y mujeres de Teherán, cruzaran el pasadizo y se retrataran con el cabello al viento.
El artista, invitado a Caracas por instituciones como la Alcaldía de Chacao, el Goethe Institut e “Incursiones”, quedó prendado y conservó una frase que estaba en un muro en Chile que dice: “ Living la vida local ” .
En Polonia hizo restauraciones en edificios colocando espejos en las esquinas y en partes de los muros y obtuvo un efecto impactante gracias a los reflejos y el brillo.
Sin embargo, pudimos conocer conversando directamente con Jan Vormann que una de sus obras más significativas fue la quema de una bandera blanca fabricada con fibra de vidrio. Un acto simbólico sobre la destrucción de las nacionalidades.
Subraya el artista, que es alemán de madre francesa y creció con doble nacionalidad y con los problemas que esto conlleva.
–Luego vino el tema de Europa -continúa- y entonces tuve que decidir si era francés alemán o europeo. Actualmente la mujer que amo es chilena pero no puedo casarme ni convivir con ella en Berlín porque hay impedimentos.
“La otra razón por la cual desintegré los colores de las banderas nacionales es porque así como la sangre de todos los hombres es roja de la misma forma las banderas de todos los países deben ser del mismo color”, destacó.
— ¿Sobre qué otros temas reflexiona?
–Me inquieta el tema de la muerte. Yo sé que la muerte es algo normal pero no puedo dejar de hacerme preguntas sobre ella y analizar el tema.
— Una de sus obras más hermosas es , sin duda, el mosaico que incrustó en el pavimento de una calle de San Petersburgo. ¿Cómo se le ocurrió y qué significa?
–Fueron dos mosaicos y están basados en unas manchas de grasa, gasolina y agua que estaban en el suelo de una calle de San Petersburgo. Quise explorar el tema de la percepción de la realidad. Porque tú ves esas manchas y te parecen horribles, tiene mal olor. Son producto de la rotura de un carro pero al mismo tiempo y de allí la idea de recrear esas manchas en mosaicos, son algo bonito, tornasolado. Es cuando me dan ganas de cambiar y embellecer el mundo.
“El criterio que me mueve es tener la esperanza de que algo malo se transforma en algo positivo”, enfatiza Vormann y continúa: “Yo busco la verdad de las cosas en el entendido de que cada país tiene una composición distinta pero lo importante es conectarnos con aquellas cosas que nos unen . Por ejemplo el fútbol , el Lego o las burbujas de jabón”.
2015-11-15