María Laura Lombardi
Internet acorta las distancias al punto que si no pudimos conversar con Juan Carlos Méndez Guédez en Caracas, hace pocas semanas , cuando vino a bautizar “Y recuerda que te espero” editado por “Madera Fina”, hoy lo tenemos En la movida mostrando el mismo atino con el cual nos presentó hace más de un año, “Arena Negra” desde Madrid.
–¿Por qué tituló su nuevo libro, “Y recuerda que te espero”?
–Hay un poema de Apollinaire que dice: “El otoño ha muerto, recuérdalo/no nos volveremos a ver sobre la tierra…/ Y recuerda que te espero”. Para mí ese poema condensa la desesperación y la belleza de quien insiste en el encuentro aunque lo sepa imposible. Los viajes nos hacen esperar regresos, conexiones que no sabemos si volverán a suceder pero que son como vidas posibles. Al despedirnos de un lugar donde hemos sido felices, soñamos con volver a sus calles. Algo similar a lo que sucede con las personas. Quizás no sucede ese reencuentro, pero nuestro deseo sigue allí, aguardando.
-¿Quién es el protagonista de la historia?
–Fermín Bolívar Coronado, un personaje que ha vivido en embajadas venezolanas durante toda su vida, por lo que apenas conoce su propio país. Es alguien que necesita construirse un piso emocional para su vida y decide viajar a las dos ciudades donde le hicieron sus únicas fotos felices de la infancia; Barquisimeto y Madrid.
— Se entiende que es una novela que invita a leer, viajar, relacionarse con otras personas, apreciar la belleza de un atardecer o una buena comida…
–Es una celebración del espacio. Las sensaciones, las informaciones, los recuerdos propios y ajenos, las palabras con que las personas hablan de sus ciudades, sus sueños y sus pesadillas. Sí, es un libro celebratorio.
-¿En cuáles aspectos de Venezuela y España quiso poner el acento?
–Bueno, a diferencia de una novela tradicional, donde yo tengo un plan general que me lleva de un punto a otro, aquí digamos que las ciudades introducían variantes inesperadas. En el caso de España, verás aparecer lo que aquí llaman “la crisis”, que es un bajón económico preocupante, pero que no se acerca ni de lejos a tragedias como las vividas por Argentina o Perú, en el caso de Venezuela se filtra el contexto de la escasez, de la violencia, del miedo. Yo no quise poner el acento en ningún aspecto particular; cada ciudad me transmitía sus propias vibraciones.
–Muestra gran destreza en el manejo del lenguaje literario. Un ejemplo es cuando escribe: “Me quité el abrigo que traía desde Nueva York; solo ese gesto me hizo pensar que despojaba mi vida
de pesos inútiles”. ¿Cómo explica esta herramienta literaria?
–La literatura es estilo, es estructura. La literatura es qué palabras utilizo para contar algo y en qué orden cuento lo que cuento. Desde “El cantar de Gilgamesh” a “Historias posibles” son siempre parecidas, alguien que ama, alguien que muere, alguien que está solo… pero cada escritor intenta que sus palabras funcionen de tal manera que el lector comprenda que ha ocurrido el milagro y que asiste a la primera vez que una persona ama, muere o se encuentra solitaria.
–“Y recuerda que te espero” está cargado de anécdotas significativas. En los cuentos que narran los diversos personajes refieren episodios importantes de sus vidas que no terminan en tragedia ni son particularmente aterradores. ¿Con qué criterio eligió la información?
–Este libro, ficcionalmente tiene una suerte de juego cervantino en la que yo soy el traductor de las notas en diversos idiomas que me ha enviado Fermín Bolívar Coronado para que escriba un libro feliz; por eso, pese a cierta dureza de algunas situaciones, el tono no es trágico, y de hecho, es celebratorio. Bolívar Coronado me ha pedido que este sea el libro feliz de un hombre que ha viajado por ciudades, y que ha viajado cinco horas en una bañera con una mujer desconocida y hermosa.
–Hago la pregunta para saber si este libro pretende reflejar un viaje interior restaurador por parte de un hombre que ha superado o está en vía de superar, los problemas graves de su vida.
–Me gusta esa lectura que haces. Hay libros muy importantes en mi vida de lector como son “La Conciencia de Zeno de Ítalo Svevo” o “La vida exagerada de Martín Romaña”, de Bryce Echenique, que son libros que condensan o explican ficcionalmente la curación de un personaje. Sí, yo creo que este libro es un viaje interior que restaura, que cura, que reconstruye al personaje.
–Establece vínculos entre situaciones de la historia pretérita con el presente, vínculos entre dos escritores barquisimetanos como son Salvador Garmendia y Rafael Cadenas y establece también una particular aproximación del protagonista con la religión católica y a María Lionza. ¿Cuál es su comentario sobre los tres tópicos?
–Yo trabajo con materiales que me conmueven porque creo que ese es el modo de conmover y emocionar a los lectores. Garmendia y Cadenas fueron para mí el estímulo barquisimetano de mi propia escritura. Sentía que ellos me daban una raíz, un punto de arranque. Por otro lado, si bien soy totalmente agnóstico, me conmueve la religiosidad de quienes tienen fe y hacen de la religión un espacio para crecer, para amarse a sí mismos y amar a los otros (del mismo modo que detesto el fanatismo religioso que promueve la muerte, la humillación de las mujeres o la exclusión del que no piensa como tú. Por eso mi personaje se nota perturbado al ir a la Catedral de Barquisimeto o al acudir a una sesión de espiritismo en Yaracuy. Es un mundo que él no comparte, pero que lo emociona.
–Llama la atención la relación que existe entre usted y otros escritores vivos o fallecidos, de cómo se comunican y nutren intelectualmente. ¿Es así en la cotidianidad?
–Cada vez que escribo, en mi mano, en mis ojos, en mi pensamiento, están susurrando sin que yo me de cuenta las voces de autores que admiro profundamente. Algunos están vivos, otros ya no, pero sus palabras me acompañan cada minuto del día. Hace un rato, aquí en Madrid, mirando el otoño, sentí versos de Eugenio Montejo que pasaban por mi pensamiento aunque yo no pudiese repetir con exactitud sus palabras.
–¿ “ Y recuerda que te espero” está conectado con sus trabajos precedentes?
–Pienso que sí está conectado. Allí están presentes mis dos espacios de vida: España y Venezuela; está el viaje como búsqueda de curación; están las referencias a María Lionza, que es parte fundamental de mi infancia; está la lectura como un ejercicio continuo del vivir.
La producción literaria del escritor barquisimetano incluye novelas como “ Historia del edificio” (1994) hasta “Árbol de Luna” (2000), “ Una tarde Campana” (2004), “Arena Negra” (2012) y “ Los Maletines” (2014)
2015-11-29