Arnoldo Arcaya | [email protected]
“Dame todo lo que tienes”. Hombre con pistola en mano apuntó a Félix Rottov, ingeniero de 26 años de edad. No eran ni las 11 de la noche del viernes 18 de noviembre, a esa hora, tres días después de la quincena, en el centro comercial Chacaíto había movimiento de gente… menos cerca de los cajeros automático.
Le quitó el dinero, la cartera, el celular y el bolso. Los planes de esa noche de Luis cambiaron: no entró a la discoteca, durmió en unas escaleras, pidió 5 bolívares prestados y a las 5:30 agarró el metro para su casa. “¿Qué más iba a hacer?”, cuenta indignado.
Historias como esas suceden a diario en Caracas. El hampa no duerme y los actos delictivos ni siquiera son denunciados porque se convirtieron en “normales”.
Hace 20 años todo era diferente, la canción que dice “Caracas, de noche. Caracas, de noche”, salía “del horno”, invitaba a rumbear, brindar y a pasarla bien. Ahora, Venezuela y su capital no son ni la sombra de lo que eran en aquella época. Por ejemplo, en el país el año 1999, según el Observatorio Venezolano de Violencia, se registraron 6 mil homicidios; en 2015 pasaron de 27 mil. En 1998 por cada 100 asesinatos hubo 118 detenciones; el año pasado solo 9.
A cuenta gotas. El aumento de la inseguridad va de la mano con la falta de patrullaje nocturno.
Autopistas y avenidas principales son las que tienen más presencia policial, aunque por lo general los agentes pasan por ellas “volando”. Las alcabalas son difíciles de ver luego de las 11 pm. Cerca de las plazas Altamira, Venezuela y Catia hay funcionarios de vez en cuando, pero no pasan la noche ahí. En cualquier de los sitios, los policías o guardias paran a la gente al azar, hacen par de preguntas y dejan ir.
Cerca de los principales centros de salud la presencia de funcionarios también es escasa. En Los Magallanes de Catia “no se ve ni un alma”; la vía hacía el Clínico Universitario parece “una boca de lobo”; en el Domingo Luciani los militares que hay se cuentan con los dedos de una sola mano; y por el Periférico de Coche la basura es la única “alcabala”.
Iluminación. La falta de alumbrado público en algunos sectores también juega a favor de la delincuencia. Avenidas como la Baralt, Lecuna, Sucre, Andrés Bello, San Martín, Universidad y Urdaneta tienen sus “lagunas negras”. La Libertador y Bolívar, en cambio y en el marco de la Navidad, tiene luz en todas sus cuadras.
En las autopistas también se contabilizan puntos oscuros. En la Prado del Este, a 400 metros del ingreso al túnel La Trinidad, en ambos sentidos, no hay ni un bombillo funcionando.
En la mayoría de las vías secundarias hay más oscuridad que luz. En los alrededores de las estaciones de Metro la iluminación varía dependiendo de cada sector. En La Bandera hay más buhoneros que cualquier otra cosa; la salida de Plaza Venezuela, hacía los Metrobús, es oscura de punta a punta; en Ciudad Universitaria solo hay iluminación en la plaza Tres Gracias y parte del Paseo Los Próceres; en Artigas está alumbrada una de las cuatro salidas. En La Hoyada, la vía que conecta el Metro con el Bus Ccs, es tétrica, sí hay movimiento de gente, pero son cerca de 200 metros sin nada de iluminación.
Las condiciones de las plazas también dependen de dónde estén ubicadas. La Venezuela, Francia (Altamira) y Miranda de Los Dos Caminos están “pepitas”. La Catia tiene muchas sombras por los árboles allí hay; la Miranda, de la parroquia San Juan, no tiene nada de luz, ni los apartamentos de los Bloques de El Silencio con todos los bombillos prendidos le sacan algo de brillo a la plaza. La Sadel en Las Mercedes ya no es un lugar para “sentarse relajado”.
La Trinidad es otro sector que está entre las sombras. En El Hatillo son varias las calles que no tienen iluminación, lo mismo pasa con Cumbres de Curumo, Santa Mónica, Los Chaguaramos y Colinas de Bello Monte.
Parqueaderos. En el oeste los locales “de mala muerte” están abiertos, con gente afuera y adentro, las motos adornan las aceras cercanas de cada uno de ellos.
En el este hay más actividad. En zonas como El Rosal, Las Mercedes y Los Cortijos se aprecia más de un club nocturno abierto y con afluencia de clientes. Carros, camioneta y motos de alta cilindrada paran en los estacionamientos cercanos. En algunos cobran tarifas planas, en otros piden “una colaboración”, quienes ya tienen un monto por el “alquiler” exigen entre Bs 300 y 800, depende de la zona. Todo bajo la promesa “que no le va pasar nada”.
En las avenidas Sucre y Lecuna, que cuentan con poca afluencia de gente en horas de la noche, usan las bombas de gasolina como estacionamiento. Los carros son organizados y “cuidados” por una o dos personas.
Inflación. Atrás quedaron las noches en que las que no había “cama para tanta gente”, en los que se tenía que “ruletear” hotel por hotel para conseguir una habitación. El Rosal, zona que tiene cuartos para todos los gustos, luce desolado, no hay ni carros ni peatones buscando cupo.
Allí la noche más económica se ubica en Bs. 6 mil. “La calle de los hoteles de Plaza Venezuela” (prolongación de la avenida Las Acacias) es más activa, aunque muy poco segura. El cuarto más barato está en Bs 2.500.
Ir de rumba tampoco es lo mismo. Un servicio de ron no baja de Bs 15 mil en un local “término medio”, y en aquellos más ostentosos puede pasar de Bs 50 mil. Una cerveza se consigue “barata” en Bs 800 y la caja de cigarros en Bs 2 mil.
Otros planes, comunes hasta hace un par de años, eran rumbear e ir por una arepera. Ahora hay dos problemas: no todas abren las 24 horas, como antes, y los precios corren a la clientela. Una tostada simplona se consigue en Bs 2.500, la mixta (dos sabores) en Bs 2.900, y dependiendo del relleno algunas pueden llegar a costar hasta Bs 5 mil.
Para quienes “no quiere bajarse así de la mula” están las personas que venden arepas en la calle. Son más pequeñas que las de los locales y les echan menos relleno pero cuestan Bs mil. “Le ponemos ensalada y pollo o carne o queso”, cuenta una vendedora en la avenida Casanova, cerca del popular “callejón de la puñalada”. Ella solo acepta efectivo y trabaja hasta las 2 am, porque baja la circulación de persona en la zona.
FOTOS: Wladimir Campos | *Imágenes capturadas el viernes, 25 de noviembre
2016-12-01