Redacción 2001 | Anyela Torres/ Jesús Gambús Juan Ernesto Páez-Pumar | [email protected]
Más que apagar velas (90 para la ocasión), la cumpleañera de hoy, la radiodifusión venezolana aboga por prenderlas para que sus mensajes sigan siendo referencia como en 1926, cuando casi como una aventura, Ayre, la primera emisora de radio del país abrió su programación con noticias, humor y música.
Los retos que se le presentan van desde los más elementales, los que equivalen al juramento hipocrático en la medicina: informar, orientar, entretener que se conjugan con el trabajo diario por mantener sus metas apoyada en el concurso de sus técnicos, locutores, periodistas, musicalizadores, programadores y demás personal que operan desde las zonas de mayor densidad poblacional, hasta los puntos más remotos de la geografía.
No obstante, el desafío mayor de la industria de la radiodifusión, a diez años del centenario de su arranque , es que el propio Estado reconozca su integridad y deje de señalarla como un enemigo público que busca minar las bases del Gobierno.
Las consesiones y su renovación siguen siendo una espada de Damocles sobre el espectro radiofónico que ha visto llegar la invasión de radios ilegales, casi clandestinas que sin contribuir con las tributaciones de rigor, y con desconocimiento pleno de lo que es ser profesional y con consentimiento de las autoridades, interfieren señales y se convierten en transmisoras de mensajes de descalificación, con financiamiento de los entes públicos.
El Director Ejecutivo de la ONG Espacio Publico, Carlos Correa, confirma estos tragos amargos.
Según sus declaraciones buena parte de las estaciones de radio venezolanas se encuentran a la expectativa ya que no cuentan con permisos de operación. Y esta "angustiosa situación, Correa se la atribuye a la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel), puesto que no otorga los permisos a tiempo.
El segundo problema que enfrenta la radiodifusión proviene de la crisis económica que atraviesa Venezuela, argumenta el investigador.
Pues estima que gracias a ella hay una reducción considerable de servicios publicitarios en las emisoras. Además añade que las emisoras regionales han sido mucho más vulnerables a la publicidad oficial puesto que esta tiende a ser más complaciente con las que ajustan su programación a beneficio de las alcaldías y gobernaciones.
Fuentes ligadas a la industria de la radiodifusión, que prefirieron el anonimato, confirman que la inflación, la devaluación y la falta de divisas, también atentan contra la actualización técnica y mantenimiento de las cientos de estaciones que operan en todo el país.
2016-05-22