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Leopoldo Castillo: "Un periodismo que una al país no debe ser cómplice del poder"

Sabado, 03 de mayo de 2014 a las 07:30 pm
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Luz Mely Reyes
@LuzMelyReyes

En la panadería-cafetería donde transcure esta conversacion aún le llaman “Ciudadaaaaano”. Su presencia es familiar para los meseros. Algunas clientas al verlo se emocionan. Él poco parece responder al reconocimiento, sin embargo les saluda con cortesía. Leopoldo Castillo, el motor del horario vesper-tino de Globovisión desde 2002 y hasta agosto de 2013, asoma la cabeza otra vez en los medios.

Al despedirse de “Aló Ciudadano”, prometió al diario 2001 que cuando decidiera hablar, este matutino sería de los primeros en su agenda. Esta semana cumplió su promesa. Ofreció una entrevista en la radio, otra a Luis Chataing en Televen y esta a los impresos. Sin prisa, pero sin pausa, empieza la conversación: el país que hay, el que vendrá y su nueva visión sobre el periodismo que se necesita. Uno que ayude a unir a Venezuela. Hace afirmaciones que saben pueden incomodar a comunicadores. Sin embargo, sus respuestas lo revelan optimista.

¿Qué sabe él que otros no? Sonríe y responde: “No sé. Debe ser que estoy más viejo y veo otras cosas”.

Afirma que las nuevas élites económicas que han adquirido empresas, medios de comunicación y otros bienes tienen un gran reto: “¿Le van a meter dinero al gobierno? Este gobierno entra en default. No tiene capacidad de pago. ¿El nuevo capital, que creció con este modelo dispuesto a invertir en el país?

¿Ese nuevo capital usted lo asocia con grupos llamados boliburgueses o son personas que se adaptaron mejor a las circunstancias?

Yo no quiero meter adjetivos. Quiero decir nuevo capital, capital hecho en los últimos 15 años. No podemos negar que en Venezuela, por razones del ingreso petrolero, ha venido una gran cantidad de dinero que nunca había venido al país. Eso no se esfumó. Puede haberse malbaratado en algunos casos, pero en otros fue a parar a ciertas personas, a ciertas empresas y esas empresas tienen el reto de meterle el pecho al proyecto político que les permitió esa facilidad. Esa es la única manera que yo veo que el gobierno pueda tener dinero fresco. Afuera no lo va encontrar a menos que se ajusten a condiciones del Fondo Monetario Internacional, del capital chino o ruso.

¿Se han vivido episodios similares en nuestra historia contemporánea?

Cada vez que viene una ola política, esa ola viene acompañada de capital que surge, de nuevos liderazgos. Lo vimos en la época de Gómez , en la de Pérez Jiménez, cuando retornamos a la democracia. Donde veo una gran falla es en la ausencia de una intelectualidad. Aquí no hay una expresión de una nueva “inteligencia”. Aquí la intelectualidad sigue siendo la que tenemos, la que dirige las academias, las universidades, la que pinta, la que dibuja, hay nuevos talentos, sí. Los hay, pero con viejos esquemas. La Revolución Bolivariana no ha creado al “hombre nuevo”.

Usted afirmó recientemente que se acabó el periodismo de trinchera. ¿A qué se refiere exactamente?

Eso lo aprendí y lo tomé prestado del periodismo argentino. En una reciente reunión que hubo en Madrid donde fui invitado, compartí, con gente como la famosa bloguera cubana Yoani Sánchez y periodistas argentinos. Conversamos mucho sobre la etapa en la que están ellos, los argentinos y los venezolanos. Y relaté la experiencia que vivi cuando me tocó cubrir en Argentina la caída de la dictadura. Al principio, la clase política, con Alfonsín a la cabeza, dijo: Si volvemos a una especie de ajuste de cuentas, nos vamos a matar los unos a los otros. Y los periodistas, serios, responsables, dijeron: es verdad. No podemos estar en el periodismo de trinchera. Tú en esa, yo en esta. Yo te disparo y tu me dispara. Esa experiencia fue positiva porque evitar un ajuste de cuentas, no significa que se esté de espalda a la justicia. Aquellos que tengan responsabilidad frente a la justicia, tendrán que responder, pero creo que hay que llegar a un entendimiento. Y el entendimiento en el periodismo nos los da la veracidad de los hechos y dejar los adjetivos, las opiniones, para editoriales, no para aderezar la información. Creo que los medios de comunicación tienen un enorme reto, sin importar quiénes son sus dueños. El reto que tiene el periodismo nuevo es buscar que este país se encuentre.

¿Eso indica que está de acuerdo con el acercamiento entre la MUD y el Gobierno?

Son dos cosas diferentes. El diálogo lo busca el gobierno porque necesita respirar. Ahora ese diálogo necesita unas condiciones previas para que se dé. Necesita una transparencia. Esa es la que no veo todavía. Yo estoy de acuerdo con todo aquello que busque limar las asperezas entre los venezolanos, que busque puntos de encuentros. Además, siento que los dos extremos van a quedar a un lado.

Volviendo a esa visión del periodismo nuevo, ¿No fue a través de los medios que se expresó esa división que había en el país?

Los medios son una expresión del país y creo que en este momento el país no quiere extremos, quiere puntos de encuentros.

De la experiencia que usted vivió en la Globovisión beligerante… Y que cumplió un papel que nadie puede negar… De esa experiencia ¿Cuáles elementos se pueden rescatar y cuáles deben ser dejados de lado?

Yo creo que hay que recuperar la noticia 24 horas al día. Y hay que dejar el adjetivo a un lado. La política para los políticos no para los periodistas. El que quiera ser político que se meta a activista. A Globovisión le hace falta una profesionalización. Hay mucho amateur jugando a Grandes Ligas. Siento que a mucha gente le ha quedado grande la G. Pero lo que vivimos debe quedar como referente de una época. Sin embargo, tampoco es que vamos a tener un periodismo cómplice con los factores de poder.

¿Cómo describe el momento actual en los medios?

Creo que estamos en un periodo de transición.

¿Cuáles fueron las razones que lo llevaron a separarse de Globovisión?

Había una gran razón personal. Tres meses antes de mi salida ya sabíamos lo de mi esposa y yo estaba en pleno proceso médico. Se me pidió que ayudara en un primer período. Pero después sentí, primero, que no tenía fuerzas y luego que allí tenía que ocurrir un proceso natural y ocurrió. Sentí que yo no lo iba a poder impedir. Siempre me he ido de cualquier medio de comunicación sin formar escándalo. La protagonista es la noticia. No el periodista. Es un accidente que uno lo sea.

¿Existe alguna posibilidad de que usted vuelva a un espacio en un medio masivo?

En este momento estoy poniendo mis ideas en orden. Tengo un proyecto de un programa. Lo estoy diseñando con mi hijo. ¿Se dará o no se dará? No tengo idea. Lo que me gustaría es esperar a ese país que se va acercando a galope.

¿En cuánto tiempo lo ve llegar?

En muy corto tiempo… Yo lo veo al final de este año.

¿Qué es lo que usted ve que pueda ser ese nuevo país?

Yo creo que las fuerzas políticas van a tener que conversar. Y la única forma de conversar no es con la fórmula de tú me das y yo te doy. Creo que la mejor forma es respetar el espíritu y la propuesta de la Constitución. Ese es el punto de encuentro de los venezolanos.

¿La oposición tiene alguna fortaleza para llevar a cabo esa conversación?

Yo creo que hoy el país es mayoritariamente de oposición. Pero se nota dividida en cuanto a método de lucha. Esa observación la comparto, pero esos son puntos de encuentro que se darán.

Entre los líderes de oposición ¿A quién observa más claro y consciente del momento político?

Habrá líderes de transición y nuevas fuerzas que emergerán. Siento que hay unos líderes que van a facilitar la transición y van a ser clave. Pero en el nuevo país que va a nacer tiene que tener un líder del siglo XXI, no un líder de walkie-talkie (aparatos de radios para comunicarse a cierta distancia). Usted le puede poner nombre y apellido… (risas)…

Por sus respuestas, usted es optimista

Sí lo soy. No conozco ningún país que alguien le haya puesto una cadena y diga: Este negocio cerró. Lo que que pasa es que este es un nuevo parto y los partos suelen ser dolorosos.

¿Qué sugerencia tiene para los periodistas que están en medios que han cambiado de dueños y de línea editorial?

Deben permanecer. Allí está la inteligencia del ser humano. Imagínese usted de periodista cuando Hitler. ¿Se va o se queda y busca un hueco, una forma de ayudar? Cuando te retiras te vas. Y te vas para tu casa. ¿Si un periodista no tiene medio qué va hacer? Esto tal vez incomode a algunos. Hay periodistas que se sienten más importante que el medio. Y dicen: Si yo me voy esto colapsa. No, no colapsa. La necesidad de información de la sociedad es marcada. Los raitings de Globovisión no serán muy altos pero allí sigue. Últimas Noticias puede que no tenga el golpe de antes, pero se sigue vendiendo.

¿Y qué le diría a un sector empresarial que intenta recomponer sus relaciones con el gobierno?

La claridad. Yo creo que deben hablar claro. Tenerse confianza, porque tenemos mucha desconfianza, con actitudes llenas de prejuicios e interpretaciones en lo cual ha caído también el periodismo.

¿Cómo hacer para recuperar la confianza institucional?

Eliminando los adjetivos y haciendo más hincapié en los sustantivo. No todo es bueno, ni todo es malo. Los adjetivos le han hecho mucho daño al país y al periodismo.

Domingo 4/5/2014