Nayzai Saavedra
Las expectativas de recibir obsequios para el Día de La Madre en los hogares venezolanos se ha perdido. La tradición de homenajear a las mamás en el país se ve frenada debido a la alta inflación y la baja capacidad adquisitiva, sobre todo de la juventud.
En un recorrido realizado por el Diario 2001 se conoció que el máximo detalle al que aspiran las madres es a tener un desayuno o un almuerzo hecho en casa, esperan compartir con sus hijos, esposos y seres queridos para mantener la unión familiar.
Algunas indican que no están pendiente de las cosas materiales porque la situación no está para permitirlo y no es porque no deseen nada, sino porque las cosas están "incomprables" y no quieren ser fuente de preocupación o sacrificio.
"¿Que puede uno esperar que le den sabiendo como están las cosas? Eso es un pecado", comentó la ciudadana María Castillo.
La mayoría de las madres encuestadas aprovecharon para dar también su deseo por el país, en principio por el bienestar de sus hijos que, según su criterio, no están creciendo con la misma tranquilidad, ni con los mismos lujos que sus padres pudieron darle a ellas.
"Recuerdo que era algo tan normal poder hacer ciertas cosas. Con esfuerzo, cómo no, nuestros padres también se quemaban las pestañas. Antes era otra cosa, ir al cine cada vez que salía la cartelera nueva, comer en la calle los fines de semana o el simple hecho de pasear con la seguridad de que vas a poder costearle el capricho al chamo", dijo Sara Crespo agregando que el esfuerzo valía la pena porque daba resultado.
Otras indicaron que además de pedir salud -que también está peligrando debido al deterioro de la atención pública- esperan que para el país vengan cosas buenas, en principio cambio. Sueñan con que se acabe la guerra, la represión y el odio que se ha sembrado en los venezolanos.
"La esperanza no se puede perder, las cosas tienen que mejorar porque esta situación ya no la aguantamos, debe haber un cambio", dijo Elaí Blanco.
2017-05-13