María Cordero
La alta diáspora que atraviesa Venezuela se ha llevado no solo a grandes profesionales sino a cientos de trabajadores con oficios necesarios dentro del país: mecánicos, albañiles, electricistas y carpinteros son algunos de los oficios que se ven con menos frecuencia en el país.
José Pacheco, albañil de profesión emigró a Perú hace dos años y consiguió buena receptividad laboral a pesar de los ataques de xenofobia que han vivido los últimos meses los venezolanos en tierras peruanas.
“Trabajaba por mi cuenta, cuando salían trabajos grandes tenía dos compadres con los que siempre hacía los contratos, a medida que el país se fue deteriorando ya no salían tantos trabajitos y tocó buscar contratistas pero el pago era poco. El sueldo mínimo era de casi 41.000 y cobrábamos 65.000 que igual no alcanzaba para mantener una familia, eso que me pagaban por un mes lo hacía anteriormente en un trabajito de máximo una semana”, indicó.
La principal razón de la migración es económica. Pacheco ve más rentable la economía peruana y le ayuda a financiar los gastos que tienen su esposa en el país.
“Luego de dos años pude viajar a visitar a mi familia, verlos cuidados y sanos recompensa la distancia, sé que trabajando acá en Venezuela no estuvieran así, acá el pago no es bueno, semanal mando 50 soles que al cambio son más de un millón y con eso mi esposa cubre los gastos de colegio, comida y las cosas de las niñas, lamentablemente en ningún lugar me pagarían por su oficio más de cuatro millones al mes que es lo que mando”.
Nelson Rivera, mecánico y quien trabajaba en una ensambladora en el estado Aragua tuvo que salir rumbo a Chile en busca de mejores oportunidades debido al cierre técnico que sufrió la planta donde trabajó durante cinco años.
“Hace un año llegué acá y comencé a trabajar como muchos de Delivery, vendedor y otros oficios, en diciembre se me brindó la oportunidad en el taller donde estoy, no gano como debería pero me da para vivir y mandar a Venezuela que es la meta de todos los que estamos fuera: poder ayudar económicamente a la familia que esta allá”.
Con respecto a las facilidades que brinda tener conocimientos de un oficio más allá de un título universitario Rivera afirma que se hizo más sencillo para él obtener el empleo que buscaba que algunos conocidos titulados con carreras universitarias.
“Vivo con un amigo que es contador y su novia es diseñadora y ellos tienen más tiempo que yo y aún no consiguen ejercer. Creo que el tener o saber un oficio es de bastante ayuda para los que deciden salir del país, existen mayores oportunidades”.
Otro de los mecánicos que salió fue Oswaldo Guillén, quien se encuentra residenciado en Argentina desde hace cuatro años y consiguió su taller mecánico donde apoya a otros los venezolanos que van llegando al país suramericano y tienen conocimiento del oficio.
“Tengo ya cuatro años acá, hace seis meses logré abrir mi taller donde le brindo oportunidad a venezolanos y argentinos. En Venezuela trabajaba para otros y nunca iba a poder tener mi propio local”.
En cuanto a los costos de vida, Guillén afirmó que “tengo 6 empleados, el sueldo mínimo que les pago es 22.000 pesos, casi $270, y trabajamos 8 horas que es lo necesario para cubrir los montos diarios de sueldo y gastos del local”.
2020-01-09
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