Nayzai Saavedra | José Daniel Goncalves
Cada vez más familias venezolanas se ven con dificultades para adquirir la canasta básica de alimentos, esta situación a causado una reducción y limitación en las porciones que se ingieren a diario, siendo en algunos casos menor a dos comidas.
Según la Encuesta de Condiciones de Vida 2018 (Encovi), un total de 89,4% de venezolanos reconocieron que el ingreso familiar mensual que obtenían no resultaba suficiente para la adquisición de la cesta básica de alimento, esto refleja que el sistema sanitario venezolano no brindan las garantías necesarias para tener una calidad de vida estable.
En riesgo. La doctora Maritza Landaeta-Jimenez, una de las investigadoras de la fundación Bengoa y colaboradora de Encovi, manifestó que los datos recabados ya eran preocupantes para el 2017, cuando no se tenía una hiperinflación como la actual, por lo que solo se puede esperar que el poder adquisitivo se haya deteriorado aceleradamente disminuyendo las opciones de los ciudadanos.
Solo las familias que tienen al menos dos ingresos pueden logran sobrevivir sobre la base. Aún el 40% de la población que recibe las cajas del Clap no estaría consumiendo las proteínas y grasas necesarias ya que la mayoría de los productos que la componen son carbohidratos.
Población vulnerable. Además de que el Clap no toma en cuenta si en el hogar tienen niños mayores de seis meses y hasta los cinco años.
“No hay fuentes de proteína que sustente la alimentación durante el periodo crítico, mayores desde seis meses hasta la edad preescolar. Abogamos porque todas las madres puedan lactar a sus hijos, pero estamos viendo que lo están haciendo de forma irregular porque están llegando niños desnutridos a los centros de salud”, señaló.
Esta situación también se ha agravado por la alta tasa de mortalidad materna y la falta de disponibilidad de formulas adecuadas o accesibles para los bebes, sobre todo en los estratos más bajos.
“El 25% de los embarazos proviene de madres adolescentes y muchas comienzan y terminan el embarazo con desnutrición, o una alimentación inadecuada, vemos cada vez más a niños con retardo de crecimiento intrauterino”, refirió refiriéndose al ciclo “pobreza – desnutrición”, en dónde pocos sobreviven y os que lo hacen tienen fuertes limitaciones para su desarrollo, sumándo la carencia en vacunas que une a ese ciclo el factor infeccioso.
En conclusión, muchos hogares están sirviendo en la mesa “platos anémicos”, en dónde los más afectados son las mujeres embarazadas, los infantes y las personas de la tercera edad ya que la malnutrición exacerba enfermedades crónicas.
“Todo se ha agravado para 2018, la disponibilidad de alimentos fuera de la red de distribución pública es cada vez más inaccesible. La angustia de las madres venezolanas parte el corazón, niños que despiertan en la madrugada pidiendo comida y a los que solo se les puede dar un vaso de agua”, lamentó Landaeta.
De cuidado. La presidenta del Colegio de Nutricionistas y Dietista de Venezuela, Nixa Martínez, describió que la situación actual es grave. “La dieta del Venezolano se ha modificado drásticamente de un tiempo para acá”.
Indicó que no todos los organismos deben consumir la misma cantidad de nutrientes, pero que muchos venezolanos no están consumiendo los necesarios.
Normalmente una persona debería consumir entre 2.000 a 2.400 kilocalorías diarias, comunicó, no obstante, gran parte de la población no consume la cantidad requerida. Aseguró que muchos no alcanzan a consumir ni las 1500 calorías diarias.
Los efectos que puede acarrear una dieta mal estructurada pueden ser variados: la pérdida de peso, la disminución en el coeficiente intelectual de niños, depresión del sistema inmune, hipertensión y diabetes, entre otras.
“Las personas que sólo comen un tipo de alimento, como por ejemplo el carbohidrato, no se están nutriendo”, advirtió. También Resaltó la importancia de que una dieta balanceada cuente con la presencia de carbohidratos, proteínas y grasas.
Coincidió con Landaeta en que las embarazadas y niños son los más vulnerables. Es importante vigilar a las embarazadas, si no adquieren la cantidad de nutrientes necesarios, la leche materna que el niño estaría consumiendo no tendría los aportes nutricionales necesarios y habría que reponerlo con otros alimentos. Por otro lado, en las personas adultas este cambio radical en el hábito de alimentación puede desarrollar enfermedades como la diabetes porque hay una disminución de las funciones gástricas en el organismo.
2018-03-22