EFE
El virus chikungunya, para el que no hay vacuna ni tratamiento, aunque raramente es mortal, continúa su avance por las islas del Caribe y mantiene en alerta a gran parte de los países de la región, según fuentes oficiales.
En Dominica, las autoridades locales combaten también con el recelo de la población, que desconfía de que la fiebre que produce, muy parecida al dengue, sea transmitida por mosquitos, por lo que no colabora lo suficiente en la prevención de formación de criaderos.
"Tenemos a oficiales de salud medioambiental yendo casa por casa para vigilar contenedores y pozos e incluso amenazando a la gente con que, si no tapa los bidones y elimina los criaderos, serán enviados a prisión", dijo a medios locales Candia Jacob, responsable de distrito del Departamento de Salud del país, donde se han confirmado 2.000 casos.
En Puerto Rico este fin de semana se retiraron más de seiscientos neumáticos depositados ilegalmente en un río para, además de proteger el medioambiente, evitar la formación de criaderos de mosquitos, que tienden a formarse también en bidones y otros lugares donde se acumula agua estancada.
La fiebre de la chikungunya, para lo que no hay vacuna ni un tratamiento específico, provoca síntomas muy parecidos al dengue, como fiebre, dolor en las articulaciones y muscular, jaquecas y náuseas y pese a que es muy dolorosa, generalmente no llega a ser mortal.
Esta enfermedad, cuyo nombre significa "retorcerse" en makonde (lengua étnica de Tanzania y Mozambique), apareció por primera vez en Tanzania en 1952 y desde allí migró al resto de África y Asia.
La primera vez que se detectó en América fue en la parte francesa de la isla caribeña de San Martín en diciembre pasado y desde entonces se ha propagado por otros países del Caribe.
Así, hasta el momento se han confirmado casos también en Anguila, Antigua y Barbuda, Aruba, Dominica, Guadalupe, Guyana Francesa, Haití, Islas Vírgenes británicas, Martinica, República Dominicana, San Cristóbal y Nieves, San Bartolomé, San Vicente y las Granadinas y Santa Lucía.
En El Salvador se han confirmado al menos 1.200 casos, en Venezuela dos y en República Dominicana se extiende a una velocidad alarmante; mientras que Surinam confirmó esta semana la detección de su primer contagio de transmisión local, a través de una persona que venía de San Martín, donde contrajo el virus.
También esta semana las Islas Vírgenes estadounidenses anunciaron que habían detectado un enfermo de chikungunya, que se suma a los más de 135.000 casos confirmados y sospechosos que, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), había en el continente americano a fecha del pasado 6 de junio.
En cambio, en Jamaica aún no se ha detectado ningún caso de contagio, por lo que las autoridades se afanan en prevenir que eso ocurra, urgiendo a la población a que evite la formación de criaderos.
El Ministerio de Salud emitió este fin de semana un comunicado alertando de que, tras las recientes lluvias caídas en la isla después de un prolongado periodo seco, es previsible que en los próximos días aumente la población de mosquitos, lo que podría ayudar a la propagación del chikungunya y del dengue.
"Estamos pidiendo a todos los responsables de familias, colegios, negocios, centros públicos, iglesias y otros lugares donde la gente se reúne que estén pendientes de esos posibles criaderos y los destruyan", dijo el Ministerio de Salud de Jamaica.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha recomendado que los países con presencia del mosquito transmisor mantengan su capacidad para detectar y confirmar los casos, tratar adecuadamente a los pacientes y reducir al máximo la presencia del mosquito.