EFE
El propietario de un restaurante de sushi con 60 años de historia ha hecho uso del ingenio para compensar la caída de la demanda debido a la pandemia, creando un servicio de entrega a domicilio que explota al máximo su otra gran pasión, el culturismo.
Masanori Sugiura, de 41 años, es la mente que está detrás de Delivery Macho, un servicio de entrega a domicilio en el centro de Japón que ha hecho popular en internet por su llamativo método de entrega a camisa descubierta para mostrar unos músculos trabajados en el gimnasio y que incluso le ha llevado recientemente al MuscleContest Japan de 2020.
"Mostrar mi cuerpo me permite mantener la motivación", explicó en declaraciones a Efe Sugiura, que empezó el servicio a finales de mayo, cuando la propagación de la COVID-19 empeoró y motivó poco después el decreto del estado de emergencia sanitaria en el país.
Por entonces, el volumen de trabajo en su restaurante, Imazushi, había disminuido mucho y numerosos gimnasios cerraron como medida preventiva, relató el japonés, que pensó que con esta estrategia mataría dos pájaros de un tiro: "Quería seguir mostrando el cuerpo para entrenarme y también quería tener ingresos al mismo tiempo".
Así nació Vber Macho, un servicio que ofrecía la posibilidad de contemplar y fotografiar a jóvenes musculosos, muchos de ellos entrenadores personales que habían visto sus gimnasios cerrados y las competiciones vinculadas al mundillo del culturismo canceladas.
"A los tres días nos llamó el abogado de Uber", confesó Sugiura, que se vio obligado a cambiar el nombre del recién estrenado servicio por el de Delivery Macho, ya que la grafía y la pronunciación de "Vber" y "Uber" en japonés son exactamente iguales.
Desde entonces han recibido más de 100 pedidos, una media de uno al día, aunque los momentos de más trabajo son los fines de semana.
El restaurante recibe pedidos principalmente de Nagoya, ciudad que no se haya muy lejos de la ubicación del establecimiento, en la ciudad de Anjo, pero también aceptan peticiones para repartir en metrópolis distantes como Tokio u Osaka, por el precio adecuado.
El pedido mínimo para que uno de estos repartidores haga entrega del sushi luciendo sus trabajados abdominales es de 10.000 yenes, unos 80 euros al cambio actual. Los clientes más habituales son grupos de chicas, aunque también han repartido para reuniones o cenas de cumpleaños en familia, dice Sugiura.
El japonés busca ampliar el servicio a otras ciudades e incluso añadir nuevos, como la organización de eventos de cortar atún.
2020-09-09
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