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Cómo hacerle un chequeo médico a un oso polar

Miércoles, 30 de enero de 2013 a las 07:30 pm
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Mantener a un oso polar en cautiverio no es tarea fácil. Su dieta es particular, necesita vivir en un lugar adaptado a su hábitat natural y en ocasiones… se enferma.

Pero, ¿cómo se le hace un chequeo médico a un animal de esas proporciones

Walker tiene cuatro años, pesa 463kg y está Highland Wildlife Park, cerca a Aviemore, en Escocia desde noviembre de 2010, fecha en que fue trasladado desde un zoológico holandés.

Arktos tiene cinco, pesa 474kg y llegó al parque en abril del año pasado. Venía de un zoológico de Hannover, Alemania.

Se estima que ambos osos llegarán a pesar más de 800 kg en su edad adulta.

Desde que llegaron a tierras escocesas, los dos machos han tenido que someterse a tratamientos por problemas en su dentadura que, en un hábitat salvaje, habrían resultado fatales.

Estos problemas lograron detectarse gracias a la vigilancia rutinaria y a frecuentes chequeos médicos.

Peleas lúdicas

Una Richardson es la principal responsable del cuidado y control sanitario de estos animales.

Está la cocina de los cuidadores del parque, mezclando perritos calientes y paté con unas pastillas de color púrpura.

En seguida explica que las pastillas son para Arktos, que tiene dermatitis por unos rasguños que se hizo en una de sus peleas lúdicas con Walker.

Después de algunos experimentos, dieron con la mezcla apropiada entre alimentos y píldoras. Es la única manera de convencer a Arktos de que ingiera los medicamentos.

Una pone la comida y las pastillas en un trineo de plástico y se dirige a hacer las rondas.

Cuando llega a donde están los osos polares, Walker se acerca a la reja y saca la nariz, tratando de descubrir – por medio del olfato – lo que está en el trineo.

"Hemos notado que el apetito de los osos varía enormemente entre el verano y el invierno", explica Una.

"Durante el otoño ingieren grandes cantidades de grasa con el fin de prepararse para el invierno y la grasa alrededor de su abdomen aumenta aproximadamente 11.5cm".

"En cambio, cuando empieza el invierno, su apetito disminuye considerablemente", señala.
Ambos osos cohabitan en un gran espacio al aire libre. En una de las esquinas del lugar, hay un área cubierta que funciona como refugio y a la vez como el lugar de trabajo de los que se encargan de examinar a los animales.

A continuación, Arktos se come las salchichas y los medicamentos de la mano de Una.
Continúan con el desayuno. Arktos se prepara para devorar a un salmón gigante, pero justo cuando está a punto de saborearlo, Walker se lo arrebata y sale corriendo.

Una aclara: "Tienen personalidades muy distintas".

"Walker llegó a una edad más joven y está más acostumbrado a nosotros, es muy tranquilo y se siente relajado entre nosotros".

"Arktos es un poco más cauteloso y las puertas lo ponen algo nervioso, pero entre ellos se llevan muy bien".

Tratamiento de conducto

Después de su pausa matutina, Una regresa al recinto acompañada de Robbie, otro guardián. Es hora del chequeo médico de los osos.

Para atraerlos, traen unas botellas de plástico llenas de aceite maloliente y amarilloso (de hígado de pescado) y caballa enlatada.

Luego ocurre lo inesperado: Una empieza a hablar con Arktos en alemán.

Siguiendo las ordenes de Una, el oso abre la boca, se sienta, se para y luego se acuesta. Después arruga la nariz mientras prueba un bocado de caballa de los dedos de Una.

Una explica: "Cuando nos trajeron a Arktos, ya estaba entrenado en alemán. Responde a palabras en el idioma germánico y a señales con las manos". "Los movimientos que les pedimos que hagan no son trucos. Es parte de un entrenamiento que les hacemos para controlar su comportamiento mientras les hacemos el chequeo".

Arktos abre la boca como si bostezara y, cuando se le indica que se ponga de pie, se para en sus patas traseras, alcanzando una altura de más de tres metros.

Enseñarles a abrir la boca fue determinante para detectar que un colmillo superior izquierdo le estaba causando molestias a Arktos desde el año pasado, y que Walker tenía un diente dañado en 2011.

Arktos tuvo que someterse a un tratamiento de conductos y Walker a una extracción.

Cuando le hicieron el tratamiento dental, Walker todavía era pequeño y ligero, por lo que pudieron operarlo en una mesa improvisada hecha de tablas de madera y pacas de paja.

En el caso de Arktos, necesitaron andamios y tablones mucho más gruesos para que aguantaran su peso.

Un premio merecido

Cuando finalizan las tareas que se les indican, los osos lamen el aceite de hígado de pescado.

Robbie coloca dos barriles vacíos de plástico a disposición de los osos.

Arktos y Walker corren a estrenar sus nuevos juguetes con orgullo.

Walker lanza su barril al estanque congelado y sin dudarlo ni un instante se lanza tras él. Su cuerpo se resbala por el hielo hasta caer en el agua helada.

"Les encanta el invierno", dice Una.

Y agrega: "Hace unos días se deslizaban por la nieve sobre sus vientres./BBCMUNDO

(KC)