BBC Mundo
Las enfermedades tropicales afectan a cientos de millones de personas que habitan en las zonas donde son endémicos esos males.
Además, la cada vez más frecuente presencia de personas no inmunes en esas zonas -ya sea por turismo, trabajo o visita a familiares- no sólo ha aumentado los casos, sino que han contribuido a la aparición de enfermedades nuevas para las autoridades de salud de algunos países o regiones.
Una visita a una zona selvática, por ejemplo, puede verse seguida de problemas inesperados de salud que se manifiestan tiempo después.
Los síntomas de algunas de estas enfermedades pueden parecer misteriosos a primera vista.
"Viajé a Perú el verano pasado, y cerca de un mes después empecé a notar algo que se parecía a un forúnculo grande", cuenta Bob Gilbert, quien vive en el este de Londres. "Me salía una costra y no lo podía entender".
Tras esperar tres semanas a que desapareciera, Gilbert acudió finalmente al médico y le dieron un tratamiento con antibióticos.
Esto fue seguido por otras dos visitas al doctor, investigaciones en cuatro hospitales distintos y sospechas de tuberculosis y cáncer.
"Los síntomas pueden llevar semanas, incluso meses en aparecer, lo que significa que muchos no vinculan su viaje con lo que les aflige" |
No fue hasta que lo remitieron al hospital de Enfermedades Tropicales en Londres que finalmente recibió el diagnóstico correcto: leishmaniasis cutánea.
"Cuando lo vi, pude hacer la conexión basándome en su historial de viaje", comenta Diana Lockwood, asesora y profesora de Enfermedades Tropicales en la capital británica.
"Entonces pudimos confirmar el diagnóstico con un análisis de una muestra de la úlcera".
La leishmaniasis es una enfermedad parasitaria que se transmite por la picadura del insecto hembra de los flebotomos. En la mayoría de los casos, causa llagas abiertas en la piel (leishmaniasis cutánea), pero también puede infectar y dañar los órganos (leishmaniasis visceral).
"Los síntomas pueden llevar semanas, incluso meses en aparecer, lo que significa que muchos no vinculan su viaje con lo que les aflige", explica Anna Lacey, periodista de salud de la BBC.
"Esto puede retrasar el diagnóstico que, en caso de la leishmaniasis, existe el riesgo de cicatrización severa y destrucción del tejido en la nariz y la garganta", agrega.
Recuerdos desagradables
La dificultad con el diagnóstico de enfermedades tropicales es la enorme variedad a la que se enfrenta el doctor.
"Muchísima gente viene a la consulta con todo tipo de síntomas, de diarrea y fiebre a enfermedades de piel", dice el profesor y especialista David Mabey, especialista del hospital de Enfermedades Tropicales en Londres.
"Con frecuencia quienes visitan a amigos y familiares no se informan sobre el viaje porque no lo ven como exótico, a pesar de que tienden a ir a lugares más riesgosos que aquellos que eligen los viajeros promedio" |
"Muchos no tienen de qué preocuparse, algunos tienen infecciones virales auto limitadas. Pero de vez en cuando también vemos enfermedades más graves como fiebre de Lassa (o fiebre mediterránea familiar) y Ébola", le dijo a la BBC.
Una de las mayores preocupaciones de los expertos en el hemisferio norte es la falta de información entre las personas que viajan a países del trópico a visitar a familiares y amigos.
Según el profesor David Lalloo, experto en enfermedades tropicales de la escuela de Medicina Tropical de Liverpool, este grupo de viajeros son los que más riesgo corren de contagiarse.
"Con frecuencia quienes visitan a amigos y familiares no se informan sobre el viaje porque no lo ven como exótico, a pesar de que tienden a ir a lugares más riesgosos que aquellos que eligen los viajeros promedio", explica.
"También pueden asumir que tienen inmunidad a enfermedades como malaria, especialmente si de jóvenes vivieron en esos lugares. Pero la gente empieza a perder la inmunidad a los dos o tres años".
Enfermedades tropicales en aumento
"Independientemente de dónde y cuándo las contraen, los casos de enfermedades tropicales están en auge. También están apareciendo nuevas", informa Lacey.
Un ejemplo es chikungunya, una enfermedad viral que causa fiebre y dolor grave en las articulaciones.
Surgió en África oriental, pero se ha extendido por los trópicos a lugares como India y, más recientemente, el Caribe.
"Se trata de un evento importante cuando una enfermedad se mueve de un continente a otro", le dijo al New York Times el doctor James Hospedales, director ejecutivo de la Agencia de Salud Pública del Caribe en Trinidad. "¿Llegó para quedarse? Probablemente. Ese es el patrón que hemos observado en todas partes".
Si bien ahora es más fácil contagiarse, su diagnóstico no lo es, pues los síntomas son -a primera vista- muy parecidos a una enfermedad viral más común, el dengue.
La doctora Emma Aarons es uno de los doctores del Laboratorio de Patógenos Raros e Importados de Porton Down, en el sur de Inglaterra, que trabajan para encontrar un diagnóstico definitivo lo más pronto posible.
"Si sabemos que alguien tiene chikungunya en vez de dengue, entonces también sabemos que puede que tenga problemas en las articulaciones durante muchos meses; al contrario de algunos casos de dengue, esta infección no es un peligro real para la vida", le explica a la BBC.
"Saber qué infección no es, es tan importante como saber cuál es".
Entonces, ¿qué puede hacer la gente para estar a salvo?
"La mayoría de las vacunas toman de una semana a diez días en ofrecer una protección total", señala David Lalloo. "Así que las personas necesitan pensar antes, hacer una cita con el médico o con una clínica de viaje, y saber con algún grado de detalle dónde esperan viajar".
Incluso con las pastillas de malaria, los viajeros deberían evitar las picaduras de mosquitos para reducir el riesgo de contraer dengue o chikungunya, enfermedades para las que no hay vacunas o cura.
Y si considera que tiene una enfermedad tropical, el profesor Lalloo dice que la clave está en la rapidez para buscar ayuda médica.
"Si te fijas en el pequeño número de muertes por malaria, te darás cuenta que todos tienen que ver con un retraso en el diagnóstico", le dijo a la BBC.
"Con la malaria, uno o dos días puede hacer la diferencia, pues los síntomas pueden escalar rápidamente".
Para Bob Gilbert, su camino para el diagnóstico de leishmaniasis fue largo y estresante. Pero tiene una actitud filosofía de su experiencia.
"Ciertamente no lo relacioné al viaje, y no resiento de nadie por no haberlo detectado inmediatamente", señala.
"Elegí ir a ese viaje y tomé todos los medicamentos y cremas que te dicen debes tomar. Fue sólo que lo que me dio no era la que me sabía".
2014-02-12