Un restaurante de la ciudad de Pittsburgh, Pensilvania, especializado en platos de países en conflicto con Estados Unidos tuvo que cerrar sus puertas durante cuatro días tras recibir amenazas de muerte por dedicar su menú a la cocina palestina.
En el pasado no tuvieron más que halagos de sus vecinos por las arepas venezolanas, la ropa vieja cubana, las empanadas típicas de Afganistán (bolanis) o los sándwiches de carne molida, albahaca y menta populares en Irán (kubidhes), y la sopa Manduguk norcoreana.
Pero las cosas cambiaron con la llegada del hummus, el falafel y la Musakhkhan, un pedazo de pan con pollo y cebolla muy típico de los territorios palestinos.
Se trata de la Cocina del Conflicto, como se conoce a este proyecto artístico y gastronómico que ofrece comida para llevar.
La decisión de transformar el local en un restaurante palestino y de envolver la comida en folletos con entrevistas a ciudadanos de ese territorio ya les ha dado más de un dolor de cabeza a sus dueños.
2014-11-21