Redacción 2001
Por la forma en que mueven sus colas, se sientan en nuestro regazo y roban nuestras almohadas, ciertamente se ve como que nos aman también. Pero dado que los perros no pueden decirnos lo que pasa por sus peludas cabezas, ¿podremos alguna vez estar realmente seguros?
De hecho, sí. Gracias a los últimos acontecimientos en tecnología de imágenes cerebrales, podemos comenzar a tener una mejor idea de lo que pasa dentro del cráneo canino. Así es, los científicos están estudiando los cerebros de los perros y lo que han revelado los estudios son buenas noticias para todos los dueños de perros: No solo parecen amarnos también, sino que de hecho nos ven como su familia. Resulta que los perros confían más en los humanos que en su propia raza en la búsqueda de afecto, protección y todo lo que hay entre medio.
La evidencia cerebral más directa de que los perros son completamente devotos a los humanos proviene de un reciente estudio de neuro-imágenes sobre el procesamiento de olores en el cerebro de los perros.
Los científicos de cognición animal de la Universidad Emory entrenaron a perros para que se sentaran quietos en una máquina de resonancia magnética y usaron IRMf (imágenes por resonancia magnética funcional) para medir sus respuestas neuronales al olor de las personas y al de los perros, tanto conocidos como desconocidos. Dado que los perros navegan el mundo con su olfato, la forma en que procesar los olores ofrece una nueva perspectiva en potencia para estudiar su comportamiento social.
Los científicos descubrieron que el aroma del dueño del perro provocaba una chispa de activación en el “centro de recompensas” de sus cerebros, llamado el núcleo caudado. De todos los olores que debían aspirar, los perros priorizaron el rastro de los humanos antes que cualquier otra cosa.
Estos resultados concuerdan con otras investigaciones de imágenes neuronales caninas. En Budapest, investigadores de la Universidad Eotvos Lorand estudiaron la actividad cerebral canina en respuesta a distintos sonidos humanos y de perros, incluyendo voces, ladridos y los gruñidos y suspiros significativos que ambas especies emiten. Antes, no teníamos idea de lo que ocurría dentro de los cerebros de los perros cuando los humanos hacían ruido.
Entre otros hallazgos sorprendentes, el estudio reveló semejanzas importantes entre la forma en que los cerebros de los perros y los humanos procesan sonidos vocálicos emocionalmente cargados. Los investigadores descubrieron que, en particular, los sonidos felices encienden la corteza auditiva en ambas especies. Este denominador común habla del sistema de comunicación especialmente fuerte que subyace entre el lazo perro-humano. En resumen: Los perros no solo parecen captar nuestros sutiles cambios de ánimo –sino que, de hecho, están físicamente capacitados para captarlos.
“Es muy interesante el comprender el set de herramientas que ayuda a la comunicación vocal exitosa entre dos especies”, dijo a Mic Attila Andics, neurocientífico y autor principal del estudio. “No necesitábamos imágenes neuronales para ver que la comunicación funcionaba [entre perros y personas], pero sin ellas, no entendíamos por qué funcionaba. Ahora estamos comenzando a hacerlo“.
Investigaciones de comportamiento también dan soporte a la neurociencia reciente. De acuerdo a Andics, los perros interactúan con sus cuidadores humanos de la misma forma que los bebés lo hacen con sus padres. Cuando los perros están asustados o preocupados, corren hacia sus dueños, tal como los hijos angustiados enfilan en dirección hacia donde estén sus padres. Esto permite un contraste con otras especies domesticadas: Los gatos asustados, tal como los caballos, huirán.
Los perros son también los únicos animales no primates que miran a las personas a los ojos. Esto es algo que Andics descubrió junto con otros investigadores hace una década cuando estudió la domesticación de los lobos, lo que pensó que sería un rasgo compartido. Se dedicaron a criar lobos tal como se criaría un perro.
Este es un comportamiento único entre perros y humanos los perros buscan el contacto visual con las personas, pero no sus padres caninos biológicos. “El establecer lazos con sus dueños es mucho más importante para los perros que para otras mascotas,” dijo Andics.