En las noches de Luna llena, hay hombres que se transforman en lobos y vampiros que salen en busca de víctimas.
Además, nosotros, los mortales, nos enloquecemos un poco.
Estas leyendas son antiguas y generalizadas, tanto que tales nociones dieron origen a la palabra "lunático".
De hecho, hay policías y enfermeros y doctores que trabajan en salas de emergencia de los hospitales que aseguran que hay más accidentes, incidentes violentos y admisiones psiquiátricas cuando la Luna está llena (1). En 2007, la policía en la localidad costera británica de Brighton llegó a poner más oficiales en las calles las noches de Luna llena.
La verdad sobre la Luna
La capacidad de la Luna de afectar nuestro comportamiento es, sin duda, una idea con gran atractivo.
Más allá de los cuentos populares y la evidencia anecdótica, la teoría ha sido objeto de cientos de estudios.
Recientemente un nuevo estudio encontró que unas personas que estaban pasando las noches en un laboratorio del sueño reportaron que la calidad de su sueño era 15% más baja en las noches en las que había Luna llena, a pesar de que no podían ver la luz, y que se demoraron un promedio de 5 minutos más en quedarse dormidos.
El estudio fue muy divulgado, sin embargo el grupo de observado era apenas de 33 personas y hasta los autores se mostraron cautelosos respecto a inferir demasiado de los resultados (2).
No es la noche sino el día
La combinación de los resultados de varios trabajos de investigación en un metaanálisis es una forma de asegurar resultados con bases estadísticas sólidas.
Los psicólogos estadounidenses James Rotton e Ivan Kelly llevaron a cabo este esfuerzo en 1985, combinando los resultados de 37 estudios sobre los efectos del ciclo lunar. Llegaron a la conclusión de que no tenía relación con el número de ingresos psiquiátricos, asesinatos, accidentes en las carreteras, suicidios o crímenes (3).
Cuando examinaron los estudios individuales que habían encontrado hallaron un vínculo: notaron que a menudo había otras explicaciones, como que la Luna llena coincidía con un día festivo o un fin de semana, cuando hay más incidentes de todos modos.
Por cada estudio que revelaba que había más problemas en las noches en las que la Luna estaba llena, había otro que decía lo contrario.
Rotton y Kelly estimaron que si trataran de utilizar esas estadísticas para predecir el comportamiento de la gente, la fuerza de cualquier asociación era muy débil. Saber en qué fase estaba la Luna sólo mejoraba sus predicciones en un 1%.
Desde entonces, se han llevado a cabo más estudios, pero siguen arrojando resultados mixtos.
Una revisión de 20 estudios sobre la relación entre la fase de la Luna y el número de personas que contemplan el suicidio concluyó que no había evidencia de un vínculo (4).
Como al mar
Una de las dificultades que pueden haber contribuido a que el efecto de la Luna llena goce de una legitimidad injustificada es el llamado problema de "cajón de archivo", que se refiere al hecho de que las revistas son más propensas a publicar estudios en los que se encontró un efecto, que aquellos en los que no. Así que nadie sabe cuántos estudios que han mostrado que la Luna no tiene ningún impacto podrían estar languideciendo en archivadores.
Luego está la cuestión de cómo la Luna podría influir en nuestro comportamiento.
Una teoría es que al igual que afecta a las mareas, ejerce su fuerza en el agua de nuestro cuerpo. Pero la Luna es más pequeña que la Tierra, por lo que su atracción gravitatoria es de menor potencia. Además, ejercería la misma fuerza independientemente de si es Luna nueva o llena.
Otros han propuesto que es la luz de una Luna llena lo que afecta a las personas, sin embargo, tiene la luminosidad de sólo un cuarto de la de una vela (5).
Mordeduras de la realidad
Pero, dicen los creyentes, ¿cómo se explica el extraño caso de los animales que muerden?
Cuando los médicos del Bradford Royal Infirmary en el norte de Inglaterra examinaron dos años de registros médicos, encontraron el doble de pacientes ingresados por mordeduras de perros, ratas, gatos y caballos cuando había Luna llena que cuando era nueva. Lo que no sabemos es por qué.
Se ha dicho que la Luna llena podría no afectar el comportamiento de los animales directamente, pero sí el de los ácaros que se alimentan de ellos (6).
Sin embargo, en la misma edición de la revista en la que apareció el estudio de Bradford se publicó otro en el que investigadores analizaron los registros de los pacientes ingresados en hospitales australianos con lesiones por mordedura de perro durante más de 12 meses y encontraron que si tenían en cuenta el día de la semana en el que los incidentes sucedieron, la Luna llena no hacía ninguna diferencia (7).
De dónde salió la idea
Si la evidencia de estos vínculos es tan tenue, ¿por qué hay tanta gente convencida de que es un fenómeno real?
Podría ser un ejemplo del sesgo de confirmación, en el que las personas son más propensas a notar y recordar la información que coincide con lo que ya creen.
La policía o el personal médico observan cuán brillante está la noche y notan que hay Luna llena. A continuación, hacer una conexión con lo ocupados que están. Cuando hay Luna creciente es menos probable que lo noten o que hagan la conexión.
Pero, ¿cómo sería que esta idea se arraigó tanto en primer lugar?
Una posibilidad interesante es que antes tuviéramos iluminación exterior, quienes dormían en la intemperie y eran susceptibles a convulsiones y manías quizás eran más propensos a sufrirlas pues no podían dormir lo suficiente debido al resplandor de la Luna llena.
Por otro lado, algunos sostienen la energía de la Luna llena sólo afecta a algunas personas, de manera que no es sorprendente que los estudios que examinan su impacto en la población general no sean concluyentes. Lo que hay que hacer, dicen, es estudiar a los individuos que aseguran que son afectados.
Quién sabe, quizás ese enfoque revele que la Luna llena realmente saca el lado salvaje en algunos de nosotros. Por el momento, para los interesados en la evaluación sobria de la evidencia, es una teoría difícil de respaldar.