Agencia EFE
Un gigantesco baúl de la marca Louis Vuitton instalado hace dos días en plena Plaza Roja de Moscú fue desmontado a toda prisa tras generar una ola de indignación entre los rusos, aunque despertó una sana curiosidad entre los turistas.
"Es una cuestión de mesura. El baúl y sus fines no tienen nada de malo, al contrario. Pero que existen problemas con el sentido de la mesura, es algo evidente", aseguró Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin.
El funcionario se refería a que el pabellón con forma de baúl y con el estampado que ha hecho famoso la marca francesa tiene 30 metros de largo y 10 de alto, lo que le coloca casi a la misma altura que los almacenes GUM o las murallas rojas del Kremlin.
Los turistas rusos, los visitantes extranjeros e incluso los transeúntes ocasionales se arremolinaban hoy en torno al baúl para fotografiarse, admirar su tamaño o para echar pestes contra lo que tachaban de "adefesio".
Algunos moscovitas se persignaban al encontrarse de bruces con el pabellón sin que se sepa si lo hacían como muestra de asombro o por costumbre religiosa al pasar a escasa distancia de la pequeña iglesia situada frente al Museo Histórico de la Plaza Roja.
El baúl debía acoger a partir del 2 de diciembre una exposición retrospectiva de Louis Vuitton con fines benéficos, ya que el dinero recaudado se destinaría a la fundación infantil creada por la modelo rusa Natalia Vodiónova, con ocasión del 120 aniversario de los almacenes GUM.
En un comunicado, la compañía, que en su momento contrató para una campaña al último dirigente soviético, Mijaíl Gorbachov, aseguró que "siente un gran respeto por la rica historia de la Plaza Roja y es consciente de la importancia de su estatus", pero insiste en que recibió todos los permisos.
Además, destacó que el pabellón es en realidad un homenaje al baúl de Louis Vuitton (LV) como objeto histórico que en su momento fue utilizado tanto por la familia zarista.
"Si la exposición no se celebra, no sólo nos veremos privados de un atractivo viaje por la historia de la belleza, sino que no se recaudarán fondos benéficos de la venta de entradas que LV tenía previsto destinar a la fundación rusa de ayuda a los niños ‘Corazones desnudos'", señaló Vodiónova en su cuenta de Facebook.
No obstante, la reacción de diputados, políticos y las redes sociales a la instalación del baúl en el histórico empedrado ha sido muy negativa, al considerar que es una falta de respeto de la compañía extranjera.
"¡Esto no puede ser! ¡Un baúl! Cerca de la tumba de las principales figuras del país. Esta es la plaza de los desfiles, la plaza de las victorias, la plaza de las fiestas", aseguró el líder del Partido Liberal Democrático, Vladímir Yirinovski.
El líder ultranacionalista llegó a sugerir que el baúl no acogía un pabellón, sino que se trataba de "un caballo de troya" que escondía a fuerzas especiales de una potencia enemiga.
"Ahora, queda claro que nadie le dio permiso. Autorización sólo puede darla el intendente del Kremlin. La consejería de cultura de Moscú no dio ningún permiso, el Ministerio de Cultura, tampoco", aseguró.
El baúl ha causado tal revuelo en la sociedad moscovita que el mismo Kremlin se ha visto a tomar cartas en el asunto, aunque Peskov negó que hubiera ordenado por escrito su retirada.
Horas antes, un alto cargo del Kremlin reconoció a la agencia Interfax que "la construcción de ese pabellón no fue acordada con la Presidencia de Rusia", por lo que demandó su inmediato desmantelamiento.
La propia viceprimer ministra rusa, Olga Golodets, uno de los miembros del Gobierno menos populistas, se pronunció a favor de trasladar el pabellón a otro lugar "más afortunado", aunque alabó los fines benéficos en favor de los niños de la exposición.
Las presiones fueron tan grandes que la dirección de GUM, almacenes que acogen las "boutiques" de las principales firmas del mundo, se vio obligada a conminar a Vuitton a que desmontara "de manera urgente" la instalación por "respeto a la opinión pública".
"Según la opinión de una parte de la sociedad, el tamaño del pabellón de exposiciones supera las normas de lo tolerable", señaló.
Al respecto, la dirección del Parque Gorki, desde tiempos soviéticos uno de los lugares de ocio más populares y concurridos de la capital rusa, se mostró hoy abierto a acoger el baúl de la discordia.
"Esperemos que no cancelen la exposición y sólo la trasladen a otro lugar", aseguró Vodiónova, quien destacó que gracias a LV la fundación que ella encabeza pudo financiar la construcción de tres parques infantiles.
Seguidamente, el gigantesco baúl fue acordonado por verjas como si se tratara de un enemigo del pueblo, se colgó el cartel de "Trabajos de desmantelamiento" y los operarios comenzaron a desmontarlo aliados con la oscuridad de la tarde.
Jueves, 28/11/2013