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¿Tendrías un inodoro dentro de una ducha transparente?

Domingo, 25 de agosto de 2013 a las 07:30 pm
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De la misma forma que la gastronomía, el baile o el idioma, nos distingue de otras civilizaciones, la forma de habitar también establece diferencias notables.

Me llega vía twitter el anuncio de un apartamento en alquiler en Shangai, que al margen de ser de un tamaño muy reducido -unos 25 metros cuadrados- incluye dos bonitas filigranas que me hacen preguntarme, si nuestra occidental civilización admitiría de buen grado semejante pirueta arquitectónica.

La primera es la inclusión del inodoro dentro de la ducha. Sí amigos, ese lugar que como ningún otro refleja la idiosincrasia de tu hogar, de tu propia esencia, ha sido convertido por obra y gracia del aprovechamiento del espacio, en ese metro cuadrado destinado a limpiarnos por fuera y por dentro, a relajarnos con su agua caliente o a acunarnos en su trono de porcelana, pasando a convertirse de golpe en el centro del universo. Esto no deja de tener ciertas ventajas, aunque algunos inconvenientes.

Aquí falta un puesto de perritos calientes para que sea redondo

Como ventaja entra pisando fuerte el hecho de que ya ninguna presentadora de televisión pueda sorprendernos con aquello de que orinar en la ducha es un placer. Merced a este dispositivo ultramoderno que fusiona la letrina y el chorro jet, ésto pasará a ser algo normal. También podemosconsiderar el ahorro de agua, que ya muchos intuyen, al utilizar el agua del aseo diario para la correcta evacuación de nuestras miserias más allá del sifón. Hasta ahí, casi que estaría muy de acuerdo con esta ubicación, pero claro, el uso trae consigo otras situaciones poco deseables.

Si ya de por sí, el invierno nos obsequia con la frialdad de la tabla en cuando plantamos nuestras posaderas en el ovalo sagrado, no quiero ni pensar que además estuviese mojado. Acabo de pellizcar la tapicería de la silla con el trasero de la impresión. Nein,nein,nein, a ésto le falta algo para funcionar como es debido. Vaya poniéndome fuera de la ducha el sillón de los deseos, que no me convence. Pero espera, que aún hay más.

No digas que acabas de entrar, que llevo media hora viéndote con el marca, amado esposo

No solo basta con mezclar inodoros y duchas sino que ademas el recinto es transparente y está en el mismo habitáculo que el salón. Mire usted, ésto no está tan mal pensado, que yo los goles me los pierdo siempre por acudir presto a la llamada de la selva y no pocas veces me ha tocado hacer el paseo del pingüino con el pantalón en los tobillos desde el baño hasta la tele para ver si Alonso adelantaba a Vettel o simplemente Lobato anunciaba que le habían hecho cambio de ruedas, filtro de aceite y antipolen en menos de tres segundos. Aquí, tengo que reconocerlo, estos orientales lo han clavado.

Nota del arquitectador: Este post no es en absoluto una crítica, sino una reflexión, porque además hay que decir que el resto del apartamento tiene su gracia y para una sola persona, está muy bien. Eso sí, yo lo primero que haría es poner unas cortinas en esa cabina, que una cosa es saber que Scarlett evacua por el procedimiento clásico y otra es verlo in live.

Además, el día menos pensado, viene una arquitecta persa así al azar a visitarme y eso sí que no quiero presenciarlo.