Lo que nos propone la diseñadora Antonina es muy sencillo: en lugar de tirar nuestra lavadora rota, intentar arreglarla o experimentar con ella en la azotea, sobre una tabla, esperando el rayo que la haga vivir, podemos transformarla en una silla que quizás no sea especialmente cómoda pero sí ingeniosa./Nopuedo creer
Jueves 25/07/13
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(RB)