Quo
El robot Pepper fue presentado en sociedad en 2015 y, desde entonces, su inconfundible cabeza blanca, se ha hecho muy popular. A este androide de metro y medio de altura lo hemos visto bailando, haciendo de guía turístico, de recepcionista en un hotel, y de empleado en un banco. Pero, ahora, sus creadores le han encontrado un nuevo empleo: oficiar funerales budistas en Japón.
El país asiático es el lugar del mundo más caro para morirse. Se estima que un funeral medio (incluyendo los servicios fúnebres, el ataúd o la urna, y el nicho…) puede oscilar entre los 10.000 y los 40.000 euros. Por ese motivo, es tradición en Japón, que todos los familiares y los amigos más cercanos del fallecido hagan una contribución monetaria (similar a la que se realiza en las bodas españolas) para ayudar a sufragar los costes.
¿Y qué pinta Pepper en todo esto? Pues, según sus creadores, contratar al robot es más barato que contar con los servicios de un auténtico monje budista, lo que contribuye a abaratar el precio total del funeral. Y el resultado parece que es igual de efectivo, ya que el androide está familiarizado con todos los detalles de este delicado ritual.