Que levante la mano aquél que no calentó el termómetro con la lámpara, o comió un trozo de tiza para que le subiera la fiebre, con el insano objetivo de no ir al colegio uno de esos días de invierno en los que lo único que te apetece es quedarte arropado en la cama y una buena taza de chocolate caliente. ¿Hay alguno? Yo me confieso culpable, con el método exógeno de la lámpara, que lo de ingerir tiza me parece bastante absurdo.
Por eso no seré yo quien atice impunemente a la joven tokiota que urdió un plan que ella creía perfecto para escaquearse del trabajo. La muchacha fingió haber sido maniatada por unos ladrones que entraron a saquear su casa para no ir a la oficina. Se ató con sogas y cinturones y simuló estar inconsciente cuando la encontró en casa el portero del edificio. El hombre había recibido llamadas para saber si conocía el paradero de la chica, después de que hubiera estado ilocalizable durante horas. Así, abrió la puerta del apartamento de la joven y, tras el sobresalto, llamó a la policía. Los agentes desataron a la ‘víctima’ y la llevaron a un hospital donde recibió atención médica.
Un par de días después, la farsante recibió el alta y se las prometía muy felices tras creer exitosa su maniobra. ¡Pero no! La policía prosiguió su investigación y se dio cuenta de que la historia hacia agua por todos lados. No había indicios de que nadie hubiese irrumpido por la fuerza en la casa de la chica, así que la posibilidad del robo se tambaleaba. Así, sospechando que todo era una artimaña, los agentes interrogaron a la ‘asaltada’, que se derrumbó sin remisión y confesó: “no quería ir a trabajar y pensé que esto sería una buena excusa para ausentarme”.
La policía rehusó emprender acciones legales contra la muchacha, que a sus 20 añitos aún parece estar en la edad del pavo, pero seguro que en su trabajo ya le habrán dado un toque serio y, tal y como está el mundo -que diría el Tata Martino (¡ja!)-, no debería andarse con chiquilladas.
PS. En la vorágine de sinrazón de Yahoo! answers me he encontrado esta curiosa pregunta. ¡Lo que hay que ver!