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Una colección, dice Carolina Herrera, debe ser una colección. No un popurrí.
"A veces es divertido ver un popurrí, pero para mí no tiene sentido", dijo el lunes la gran dama venezolana en la Semana de la Moda de Nueva York, tras la presentación de su línea bien integrada de lujosos abrigos, pieles y atractivos estampados geométricos.
Más de 30 años después de su primera pasarela, que incluyó a la supermodelo Iman, Herrera presenta nuevas estrategias. Esta vez, su énfasis fue la ropa de día para la mujer elegante, especialmente aquella que no le teme a los grandes aretes y los estampados abstractos.
También redondeó los hombros de las chaquetas e hizo más estrechas las siluetas de algunos vestidos en una paleta de colores que fue de la lana negra a una seda rojo vivo que revoloteó por la pasarela. Algunas de sus modelos usaron sombreros altos tipo fez en azul o café, mientras que otras — incluida Karlie Kloss — llevaron peinados elevados.
Herrera usó apliques de piel en algunas chaquetas para hacer alarde de su forma y presentó piezas completamente en piel, entre ellas un top cobre lustrado sin mangas de cuello amplio, combinado con una falda larga en jacquard marmolado.
Cuando saludaba a sus admiradores entre bambalinas, la diseñadora dijo que se inspiró en el mundo de la arquitectura.
"Los estampados fueron tomados de formas arquitectónicas que se tradujeron a formas geométricas", explicó.