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Iron Maiden cierra a pura garra y metal

Domingo, 22 de septiembre de 2013 a las 07:30 pm
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BEYJA ROSA

@BEYJA18

La banda británica Iron Maiden cerró en la quinta edición de Rock in Rio con un aguerrido y visceral espectáculo que elevó a su máxima expresión el festival que en sus siete días de duración convocó a más de medio millón de personas.

Los "veteranos" metaleros, quienes se presentaron en las ediciones de 1985 y 2001 del festival, anunciaron su llegada al escenario Palco Mundo con una serie de imágenes apocalípticas que exhibían la naturaleza en destrucción y a Jesús Cristo crucificado y a punto de prenderse fuego.

Mientras el escenario "ardía" con una quema de fuegos "infernales", una rugiente versión de "Moonchild" trajo a escena a un Bruce Dickinson vistiendo de estricto negro y derrochando la misma fuerza arrasadora de siempre en la voz, el rostro y los movimientos, acompañado del trípode de guitarras -Dave Murray, Adrian Smith y Janick Jears-, por el legendario bajista y fundador de la banda, Steve Harris, y el baterista Nicko McBrain.

La irrupción de los músicos hizo explotar a la platea segundos después de pisar el escenario, provocando una catarsis colectiva que no bajó los decibelios durante las cerca de dos horas en las que duró el concierto.

Las canciones del disco Seventh Son of a Seventh Son, de 1988, fueron las estrellas de la noche más "heavy" del festival, en la que, como no podía ser de otra manera, la tétrica momia calavera Eddie tuvo su lugar de protagonismo desde una enorme pantalla gigante a través de la cual "conversó" con el público, que se vuelve cada vez más fiel a la banda conforme pasan las décadas, y que fue estimado en más de 80.000 personas.

Tanto es así, que ni siquiera la sorpresiva crítica a la cerveza brasileña con la que se despachó Dickinson, quien afirmó que se tuvo que traer su propia cerveza -cuya marca patrocina a la banda- porque la brasileña es "una mierda", ni el haber hecho flamear una bandera británica en lugar de una de Brasil, tal como suelen hacer los músicos extranjeros, generó cualquier tipo de rechazo por parte de la platea.

A los acrobáticos saltos y piruetas con que Dickinson se adueña de cada centímetro de escenario, así como a sus reiterados -y ya clásicos- "¡Scream for me Braziiiil!" (grita por mí, Brasil), el público respondió no solo con gritos "metaleros" y rabiosos, sino también con acompasados coros que en más de una oportunidad se sobrepusieron a la voz poderosa y onmipotente del "joven" músico de 55 años.

Así ocurrió con los estribillos de las emblemáticas "Can I Play With Madness", "The Trooper", "The Prisoner", "Phanton of the Opera" y "Number of the Beast", todas ellas llevando frenesí al público y pautando el clímax del último recital de una edición de Rock in Rio que, para "ofensa" de muchos "rockeros", tuvo momentos "demasiado pop", como las presentaciones de Beyonce e Ivete Sangalo, en el arranque del festival.

2013-09-23