EFE
El arranque del Lollapalooza Chile respondió a las expectativas creadas en torno a la cuarta edición de este festival, con cerca de 80.000 asistentes, 34 bandas y un variopinto menú musical que incluyó "reggae", "funk", pop, rock alternativo, "punk" y música electrónica.
El grupo que más público atrajo fueron los californianos Red Hot Chili Peppers, cabeza de cartel, junto con Nine Inch Nails. La banda de "funk rock" formada en 1983 en Los Ángeles intercaló media docena de improvisaciones entre la veintena de temas interpretados. Allí se encontraban el bajista Michael "Flea" Balzary, uno de los fundadores de la banda, y Anthony Kiedis, su carismático vocalista.
Perdidos entre los ritmos electrónicos de Phoenix, el perturbador rock de Nine Inch Nails y la meliflua voz de Ellie Goulding, miles de fanáticos habían estado aguardando ansiosos que llegara el turno del cabeza de cartel del festival.
Y aunque a las diez de la noche el frío se dejaba sentir en la inmensa explanada del parque O’Higgins, la destemplanza desapareció al ritmo de "Can’t stop" y la contagiosa danza tribal de Kiedis, pletórico de energía a sus 51 años.
En Lollapalooza Chile, la banda que inventó el "punk funk" optó por hacer un recorrido por sus éxitos, desde el melancólico "Under the Bridge", incluido en "Blood Sugar Sex Magik" (1991), hasta la pegadiza "The Adventure or Rain Dance Maggie", de "I’m whit you" (2011).
Sin olvidar por supuesto el impetuoso balanceo de "Snow", del disco "Stadium Arcadium" (2006), la estrambótica letra de "By the Way", que da título al álbum homónimo de 2002, y el universalismo sentimental de "Around the World", incluido en "Californication" (1999).
Y cerró con el archiconocido "Give it Away", un himno que sonó por primera vez en 1991 y que con su peculiar fraseo Anthony Kiedis transforma en una ametralladora que dispara palabras.
Poco antes había sido el turno de la banda estadounidense de rock industrial Nine Inch Nails, capitaneada por Trent Reznor, que maravilló, sorprendió y voló sobre las cabezas de miles de seguidores.
Con una puesta en escena del más alto nivel, acorde a la contundente trayectoria de la agrupación, NIN se empleó a fondo con el repertorio para no dejar fuera clásicos como "Sanctified", "Burn" o la poderosa "Terrible Lie", que desató eufóricas sacudidas al ritmo de un virtuoso "riff" de guitarra.
Con esa peculiar sonoridad que a ratos recuerda a unos Depeche Mode o Rammstein que se hubieran emparentado con el conde Drácula, los de Cleveland demostraron por qué fueron uno de los platos fuertes de la cuarta edición del Lollapalooza Chile.
Un sonido compacto, pocos errores en la ejecución y un excelente despliegue de luces que acompañó de principio a fin una propuesta musical archiprobada, pero novedosa en los escenarios chilenos.
En la tarde, Imagine Dragons, el grupo nacido en Las Vegas, había conquistado el corazón del público al dedicar su éxito "On top of the World" a María Paz, una niña que murió en un accidente de tráfico pocos días antes del festival.
Declarado fan de bandas tan dispares como Muse, Arcade Fire o Paul Simon, Raynols, a quien el público hispanohablante ha apodado Danielito, decidió versionar el tema "Song 2″, de los británicos Blur.
Entre "Whooh-hoo’s", el público del Lollapalooza brincó y gritó recordando la canción más energética de los reyes del "brit pop".
Con caretas de mono, diademas de flores y sombreros de distintos estilos, los seguidores de los dragones imaginarios se deleitaron escuchando "Demons" y "Radioactive", calificada por la revista Rolling Stone como "el mayor éxito rock del año 2013″.
Fue la primera vez que los jóvenes de La Ciudad del Pecado pisaron un escenario de América del Sur y, aunque estaban muy lejos de Nevada, el publico chileno les hizo sentirse como en casa.
Otro tanto les sucedió a los mexicanos de Café Tacvba, que se reencontraron con todas sus "ingratas" en el Lollapalooza, donde los 80.000 personas que desfilaron por el festival cantaron y bailaron sus éxitos.
Fueron doce canciones y casi una hora de presentación que comenzó con el siempre bien recibido "Pájaros", para seguir la fiesta con "El baile y el salón".
Luego vino la clásica versión del sesentero "Cómo te extraño, mi amor", del argentino Leo Dan; "Las flores", y por fin "La ingrata".
El estrepitoso "Chilanga Banda", mezcla de "hip hop" y folclore mexicano, puso a todos a bailar y ya en el ocaso de la presentación se escuchó "El fin de la infancia", antes de cerrar con otro clásico, "Chica Banda".
Y para que de todo hubiera, el pop electrónico de los franceses Phoenix agitó el ambiente cuando caía la tarde de la primera jornada de este festival en el que se mezclaron estilos, ritmos y tribus en perfecta armonía musical.
Domingo 30/3/2014