Una segunda operación humanitaria pudo completarse hoy en una región del noroeste de Siria bajo control de la oposición armada y donde se repartieron un millar de tiendas de campaña y 15.000 frazadas para cobijar a los desplazados por el conflicto que pasa el invierno prácticamente a la intemperie.
El cargamento de ayuda llegó al aeropuerto civil de Latakia y fue transportado por tierra en un largo y penoso trayecto hasta Bab-al-Hawa, zona muy próxima a la frontera con Turquía.
Ello por exigencia del Gobierno sirio, que ha puesto como condición a Naciones Unidas que la asistencia parta desde el interior del país.
En vista de la ubicación de la zona donde se ha realizado esta operación humanitaria, la entrada de la ayuda hubiese sido más fácil y rápida desde Turquía, una opción que el régimen de Bachar al Asad ha rechazado.
La operación que concluyó hoy sigue a una que tuvo lugar la semana pasada, cuando por primera vez personal de la ONU pudo llegar a Azaz, una zona cercana también en el norte de Siria, para distribuir un primer envío de ayuda y evaluar directamente las necesidades de decenas de miles de desplazados.
"Estas han sido operaciones complejas y con cierto riesgo, pero las necesidades humanitarias de los civiles desplazados en esas áreas requiere acción", dijo en una declaración divulgada en Ginebra el alto comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, António Guterres.
Mientras en el interior de Siria ocurre esto, el éxodo de sirios que huyen a los países vecinos continúa, con 814.000 que han sido registrados como refugiados por el organismo de Guterres. EFE