El Gobierno nipón presentó hoy una nueva protesta por la incursión esta mañana de tres patrulleras de vigilancia chinas en aguas de las disputadas islas Senkaku, conocidas como Diaoyu en China y cuya soberanía se disputan ambos países.
La nueva queja de Japón, que administra de facto las islas, se produce después de que el pasado 4 de febrero otras dos embarcaciones entraran en aguas consideradas por los nipones como su territorio, lo que provocó que, además, el Gobierno japonés citara al embajador chino en Tokio.
Es la sexta vez en la que barcos chinos entran en aguas de las Senkaku este año, y la vigésimo sexta desde que en septiembre Japón anunció la compra de manos de un propietario privado nipón de tres de las cinco islas del archipiélago, deshabitado, de apenas 7 kilómetros y situado en el Mar de China Oriental.
La compra provocó la escalada del sentimiento antijaponés en China y la caída de las exportaciones y la producción de las empresas niponas en un mercado que es vital para los intereses del archipiélago, al ser su primer socio comercial.
Al margen del permanente tenso encuentro entre patrulleras chinas, japonesas y taiwanesas, quienes también reclaman su soberanía, el pasado 6 de febrero Japón acusó a China de haber fijado a una de sus embarcaciones en un radar de seguimiento como objetivo de sus misiles en aguas cercanas a las Senkaku.
A pesar de que Pekín desmintió las informaciones y acusó a Tokio de fomentar el sentimiento de la "amenaza china" y divulgar "información falsa", Japón anunció que estudia hacer públicas las pruebas de la supuesta intimidación militar.
Para poder tratar sus disputas territoriales con Rusia, China o Corea del Sur, Japón estableció a primeros de este mes una oficina específica para promover la postura de Tokio con respecto a estos conflictos. EFE