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La banca lusa, entre las pérdidas récord y la recuperación de beneficios

Sabado, 09 de febrero de 2013 a las 07:30 pm
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Las elevadas pérdidas presentadas por las dos mayores entidades financieras de Portugal (1.600 millones de euros) ensombrecen la recuperación de los otros tres principales bancos del país, después de un año marcado por las ayudas públicas.

Pese a la ausencia de activos tóxicos, la inexistencia de burbuja inmobiliaria, como en otros países de su entorno, y el rescate financiero concedido a Portugal, la banca lusa afronta todavía dificultades, como ha mostrado esta semana en su presentación de resultados.

Además, sigue sin fluir el crédito bancario a familias y empresas, considerado una condición clave para estimular el crecimiento económico luso y que constituye un problema señalado ya en varias ocasiones por los organismos internacionales, la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), que concedieron el rescate de 78.000 millones de euros a Portugal.

Entre las señales positivas, entidades como el Banco Espírito Santo (BES) lograron a finales de 2012 volver a emitir deuda a intereses razonables por primera vez desde mediados de 2010 y aliviar sus problemas de liquidez.

Los beneficios del BES, el Banco Portugués de Inversiones (BPI) y el Santander Totta han sido modestos en comparación con los perjuicios del Banco Comercial Portugués (BCP), que ha anunciado en 2012 los peores resultados de sus 27 años de historia.

Las operaciones del BCP en Grecia, a través de una filial, y el aumento de la morosidad en Portugal -dos de los países más afectados por la crisis de la deuda- explican la mayor parte de los 1.219 millones de euros de sus pérdidas en 2012, cuando en el ejercicio anterior se habían situado en 848 millones de euros.

En suma, más de 2.000 millones de euros de perjuicio en los últimos dos ejercicios, equivalente a casi el 1,2 % del PIB luso.

Los responsables del BCP -en cuyo accionariado figura el banco Sabadell de España- confirmaron esta misma semana que negocian vender su división griega para soltar lastre financiero.

Las autoridades de competencia europeas podrían perjudicar al banco si finalmente le exigen que se desembarace de otra filial, su división en Polonia, que registra, en cambio, beneficios.

Tanto el BCP como los demás bancos lusos sufrieron en sus resultados de 2012 el efecto de los refuerzos de capital, para cumplir con la exigencia europea de un Core Tier 1 por encima del 10 %, y de las provisiones por riesgo de impagos en sus carteras de créditos.

Los efectos de la grave crisis económica que sufre Portugal fueron otro factor que pesó en los resultados del sector, y la estatal Caixa Geral de Depósitos, la mayor entidad del país, achacó a "las persistentes dificultades del escenario económico" pérdidas de 395 millones de euros, aún así inferiores a las registradas un año antes (488 millones de euros).

La mejoría experimentada en sus filiales en África, Asia y Brasil -en países de habla portuguesa- contribuyó a frenar el desplome del año anterior, aunque todavía sigue suponiendo un porcentaje pequeño respecto a su negocio en Portugal y no compensó las pérdidas registradas también en España.

Tanto el BCP como la Caixa Geral lograron cumplir con los índices de capital exigidos por la Autoridad Bancaria Europea con holgura, después de recibir, eso sí, ayuda pública.

El Estado luso concedió 3.500 millones de euros al BCP -procedentes de los fondos reservados a la banca en el rescate financiero concedido al país en mayo de 2011- y 1.650 millones de euros a la Caixa Geral.

También recibió ayuda pública procedente del rescate el BPI -cuyo principal accionista es la española Caixabank- por valor de 1.500 millones de euros, aunque en 2012 logró revertir las pérdidas del año anterior y presentar 249 millones de euros de beneficio.

En el lado positivo del sector, el Santander Totta, con otros 250 millones de euros de ganancias (casi cuatro veces más que en 2011), y el BES, con beneficios de 96 millones de euros y proyectos para crecer en España, aseguraron ante sus accionistas que lo peor de la crisis ya ha pasado. EFE