Cientos de miles de suníes iraquíes se manifestaron hoy contra el primer ministro, el chií Nuri al Maliki, en el norte y oeste de Irak, para denunciar su discriminación y exigir que sus demandas no sean ignoradas por el Gobierno.
En el denominado "Viernes de Irak o de Al Maliki", se registraron multitudinarias concentraciones en provincias de mayoría suní como Al Anbar (oeste) y Nínive (norte) tras el rezo musulmán del mediodía.
El imán de la mezquita de Ramadi, capital de Al Anbar, el jeque Abdel Menem al Badrani, pidió en su sermón al Gobierno que responda sin demora a las demandas de los manifestantes.
"Las exigencias de los manifestantes no son difíciles (de cumplir), por lo que las autoridades deben dejarse de dilatar una respuesta o de lo contrario seguirán las protestas", recalcó el clérigo ante miles de fieles.
Al Badrani también instó a las fuerzas de la Policía y el Ejército a no acosar a los manifestantes y a dejar de detener a sus dirigentes.
Por su parte, el imán de la ciudad de Mosul, capital de Nínive, el jeque Abdelaziz al Naimi, amenazó con una marcha hacia Bagdad, porque la capital pertenece a todos los iraquíes y no solo a un grupo o secta, en referencia a los chiíes.
El pasado viernes, los suníes planearon una gran manifestación en la capital, pero el Ministerio del Interior rechazó autorizar este acto por motivos de seguridad y cerró los accesos a la ciudad.
Hoy hubo algunas protestas en las zonas suníes de Bagdad, que se desarrollaron en medio de un gran despliegue policial.
También hubo multitudinarias manifestaciones en las capitales de las provincias de Kirkuk y Salahedín, al norte de Bagdad, y de Diyala, al oeste.
Las provincias suníes son escenario desde hace alrededor de dos meses de grandes protestas para exigir la liberación de presos "inocentes", corregir el proceso político, enmendar la ley antiterrorista y cumplir con un equilibrio en las instituciones del Estado, entre otras demandas. EFE