El papa argentino Francisco celebra este sábado en el Vaticano la vigilia pascual, una de las liturgias de mayor belleza de la Semana Santa, después de orar la víspera por la paz en Oriente Medio y un mayor entendimiento con los musulmanes.
Los miles de fieles y turistas llegados a Roma para participar en esta primera Semana Santa del papa argentino tendrán que esperar hasta las 19H30 GMT para participar en esta "liturgia de la luz", como la definió el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, y que celebra en la noche de Pascua la resurrección de Jesús. Será seguida de una procesión.
"La lectura del Antiguo Testamento tiene este año una simplificación" y será más breve que en otras ocasiones, recordó Lombardi.
Y es que el primer jesuita que llega a ocupar el trono de Pedro ha reducido el tiempo de muchas de las liturgias de esta Semana Santa, entre los múltiples gestos que han jalonado sus dos semanas de pontificado.
Elegido Papa el pasado 13 de marzo, Francisco oró el Viernes Santo por la paz en Oriente Medio, y el entendimiento de cristianos y musulmanes, cuya coexistencia en esa región no siempre es fácil, en particular en Egipto, Irak, Siria, Líbano o Libia.
"Los cristianos deben responder al mal con el bien", dijo Francisco en el Vía Crucis del Viernes Santo en el Coliseo romano, donde según la leyenda fueron arrojados muchos cristianos a los leones en los primeros siglos de nuestra era.
Sin duda en un intento de dar visibilidad en el corazón de la Iglesia católica a los problemas que sufren las minorías cristianas de esta región, los maronitas de Líbano fueron los protagonistas de la liturgia pascual del viernes.
Dos jóvenes de esta confesión hablaron de las guerras que desangran Oriente Medio, el auge del islam y la huida de muchos cristianos de la región ante la persecución que sufren.
"Adoramos todos al mismo dios, no debería haber problemas", dijo a la AFP la egipcia Naglaa Shahin, de 35 años y con la cabeza cubierta con un velo, que llegó al Coliseo atraída por la muchedumbre el viernes por la noche. "El 90% de los musulmanes pensamos lo mismo", dijo.
El Papa de los gestos
La elección del papa argentino, el primer no europeo que llega a la cabeza del Vaticano, suscita enorme expectación en esta anquilosada institución milenaria que pierde fieles a favor de las iglesias evangélicas, en particular en el Nuevo Mundo, y del laicismo imperante en Occidente.
"De este Papa sí que habrá cambios", dice la argentina Karina Buslowicz, de Santa Fé, que se compró los pasajes para Italia "quince minutos" después de saber que un compatriota suyo iba a suceder a Benedicto XVI tras su renuncia al frente de la Iglesia católica.
"Por lo menos, que no todo sea posible", dice a la AFP esta combativa católica en referencia a los escándalos de pederastia que sólo han encontrado condena en el papado de Benedicto XVI.
Francisco ha multiplicado los gestos del cambio que se avecina. "La Iglesia debe salir de sí misma e ir a la periferia, no solo geográfica, sino existencial", ha dicho.
Fue lo que hizo el Jueves Santo, al desplazarse a una cárcel de menores para oficiar la liturgia del lavado de pies a doce jóvenes reclusos, entre ellos dos chicas y dos musulmanes.
El domingo celebrará la misa de Pascua ante decenas de miles de peregrinos y pronunciará la bendición "Urbi et Orbi" ("a la ciudad y al mundo") desde el balcón de la Basílica de San Pedro, y que sólo se realiza en Navidad y el domingo de Pascua, además del día en que se elige Papa.
Pero ni siquiera el atractivo que suscita el nuevo Papa y la perspectiva del largo fin de semana de vacaciones parece un incentivo para sacar a los italianos de la depresión económica. Ha caído el número de personas que se han ido de vacaciones un 14,1%, así como la ocupación hotelera y la venta de huevos de Pascua, una fiesta religiosa y familiar muy importante en Italia./AFP