Dos líderes demócratas del Senado de EE.UU. presentaron este jueves un proyecto de ley que busca restringir el uso y despliegue de "peligrosas" municiones de racimo, por considerar que con frecuencia éstas causan daño en zonas pobladas.
La medida, similar a una en la Cámara de Representantes, busca proteger a poblaciones civiles de este tipo de municiones destinadas a maniobras militares pero que con frecuencia se utilizan cerca de zonas pobladas, explicaron los senadores demócratas Dianne Feinstein, de California, y Patrick Leahy, de Vermont.
Las municiones de racimo son bombas diseñadas para explotar en el aire y dispersar entre 200 y 400 pequeñas submuniciones capaces de saturar un área de 228 metros.
Su uso cerca de zonas pobladas "es un problema porque hasta un 40 % de estas submuniciones no logran explotar y se convierten de facto en minas antipersonales, suponiendo un riesgo significativo a civiles, en particular niños, que dura muchos años después del final de un conflicto", señalaron.
Feinstein explicó que la legislación agiliza la aplicación de una política del Pentágono que por ahora prohíbe el uso de esas municiones con alto índice de fallas después de 2018.
"Es una medida de sentido común que ayudará a salvar vidas civiles y mejorar la imagen de Estados Unidos en el exterior", agregó Feinstein en un comunicado.
Entre otros elementos, la legislación impide que se utilicen fondos militares estadounidenses en municiones de racimo que tengan un índice de fallos superior al uno por ciento, a menos que éstas se usen únicamente contra blancos militares.
También exige que el Ejecutivo presente ante el Congreso un informe con un plan para la limpieza y eliminación de municiones de racimo sin explotar, e incluye una exención por motivos de seguridad nacional que la Casa Blanca puede utilizar en caso de ser necesario.
Estados Unidos figura entre 87 países productores y propietarios de municiones de racimo que no se han sumado a la Convención internacional de 2010 que proscribe este tipo de armamento.
Leahy explicó, por su parte, que la medida presentada hoy limitaría el uso de estas municiones y eliminaría del arsenal disponible municiones anticuadas que "durante años ponen en peligro a civiles de forma indiscriminada".
Según datos proporcionados por la oficina de Feinstein, entre las dos guerras del Golfo Pérsico, el número total de bombas no explotadas en la región se aproximó a 1,2 millones. Se calcula que 1.220 kuwaitíes y 400 iraquíes han fallecido desde 1991 a causa de éstas.
En 2003, se utilizaron 13.000 bombas de racimo con casi dos millones de submuniciones en Irak mientras que, dos años antes en Afganistán, se usaron 1.228 municiones de racimo con 248.056 submuniciones.
Se calcula que, más recientemente, Israel lanzó cuatro millones de submuniciones en el sur del Líbano, y de éstas un millón no explotaron, agregó la oficina de Feinstein. /EFE