El secretario general del Partido Comunista chino (PCCh), Xi Jinping, urgió hoy a combatir la corrupción "tanto de tigres como de moscas" dentro del Gobierno, y aseguró que "no habrá excepciones" cuando se incumpla la disciplina de la formación.
Así lo aseguró el futuro presidente chino en un discurso ante el órgano de control disciplinario del Partido en Pekín, en el que insistió en que se deben frenar tanto las actividades ilegales de los altos funcionarios como los actos de corrupción de menores dimensiones pero que impactan "de cerca a la población".
"No habrá excepciones. Los casos serán investigados de forma independiente y no habrá indulgencias, sin importar quién esté involucrado", remarcó.
En un encuentro en el que participaron todos los miembros del Comité Permanente, el máximo órgano colegiado al frente del PCCh, el hombre que en marzo reemplazará a Hu Jintao como jefe de Estado añadió que "los funcionarios de todos los niveles deberían tener en mente que nadie puede disfrutar de poder absoluto al margen de la ley".
A la vez, aseguró que la corrupción se debe combatir "de una manera exhaustiva, atendiendo tanto a sus síntomas como a la raíz del problema" y propuso crear un mecanismo disciplinario "garantizado" para asegurar que "la gente no se atreva ni pueda incurrir en prácticas corruptas fácilmente".
En este sentido, aunque puso más énfasis en la prevención que en el castigo, destacó también que "no se deben relajar las sanciones si queremos dirigir estrictamente a los miembros del Partido".
Para ello, el secretario general del PCCh subrayó que se deben "aumentar los esfuerzos en la supervisión de los líderes, impulsar el centralismo democrático y mejorar un sistema que haga públicas las actividades oficiales".
También, y al estilo de su predecesor Hu, Xi recurrió a metáforas para adornar su intervención, y defendió que "el poder reine dentro de la jaula de las regulaciones".
La lucha contra la corrupción se ha convertido en uno de los lemas del secretario general desde que fue designado "número uno" del Partido en noviembre. Ya en su primera comparecencia tras su nombramiento adoptó un tono similar contra quienes acometan prácticas irregulares en el ejercicio del deber.
Desde entonces, ha prohibido los excesos suntuarios en las reuniones de los dirigentes o que los militares puedan alojarse en hoteles de lujo.
Hoy, mientras urgía de nuevo a impulsar "sin tregua" la creación de un "gobierno limpio" y a librar la "guerra anticorrupción", zanjó que la adopción de medidas para "cortar los privilegios de los miembros del Partido es crucial para que la formación sobreviva".
Las declaraciones de Xi se producen cuando se encuentra en espera de juicio ex jefe provincial Bo Xilai, acusado por el PCCh de corrupción, entre otros delitos, y destituido la pasada primavera.
Bo, uno de los políticos más destacados del panorama nacional hasta entonces, protagonizó el mayor escándalo de la política china en décadas, después de que su ex mano derecha revelara sus presuntos tejemanejes económicos y vinculara a su esposa, ahora en prisión, con el homicidio de un empresario británico. EFE