El soldado estadounidense acusado de matar a 16 civiles en una incursión nocturna a dos pueblos afganos el año pasado se declaró culpable el miércoles, describió cómo disparó contra cada víctima y dijo a un juez militar que "no hay ninguna razón en este mundo" para explicar lo que hizo.
Para evitar la pena de muerte, el sargento Robert Bales se declaró culpable de cargos múltiples de asesinato en la audiencia en la Base Conjunta Lewis-McChord al sur de Seattle. Después leyó una declaración describiendo sus acciones para cada asesinato en los mismos términos.
Bales, de 39 años, dijo que salió de la base remota donde estaba estacionado en Afganistán en marzo de 2012 y fue a los dos pueblos cercanos. Una vez allí, dijo que "tuvo la intención" de matar a las víctimas y después disparó contra cada una.
"Este acto no tuvo justificación legal, señor", dijo al juez mientras estaba sentado.
El juez, coronel Jeffery Nance, le preguntó por qué había perpetrado la matanza.
Bales respondió: "Señor, en cuanto al motivo, me he hecho esa pregunta un millón de veces. No hay ningún motivo en este mundo para saber por qué hice algo tan horrible".
La mayoría de las víctimas eran mujeres y niños y algunos de los cadáveres fueron incinerados. Los familiares han dicho a The Associated Press que están indignados de pensar que Bales escapará a la ejecución por una de las peores atrocidades de la guerra en Afganistán.
El juez todavía deberá decidir si aceptar la declaración de culpabilidad.
Nance también interrogó al acusado sobre los cuerpos quemados. Bales dijo que recordaba que había una lámpara a querosén en una de las habitaciones, que hubo llamas y que tenía fósforos en el bolsillo cuando regresó a la base, pero dijo que no recordaba haber quemado los cadáveres.
El juez insistió en si había quemado los cuerpos con la linterna, a lo que Bales respondió: "es lo único que tiene sentido, señor".
La abogada defensora Emma Scanlan presentó la declaración de culpabilidad de Bales en su nombre, pero presentó otra de inocencia ante el cargo de que obstaculizó la investigación rompiendo su computadora portátil después de ser arrestado.
Los sobrevivientes que atestiguaron por un enlace de video desde Afganistán durante una audiencia en el otoño pasado recordaron vívidamente la carnicería.
Una niña dijo que se escondió detrás de su padre mientras este era asesinado. Otros niños se escondieron detrás de cortinas y otros rogaron al atacante por sus vidas llorando "¡Somos niños! ¡Somos niños!"/AP
Miércoles 05/06/13
(RB)