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Arrepentimiento de Manning y los ruegos de la familia, sus últimos recursos

Viernes, 16 de agosto de 2013 a las 07:30 pm
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El soldado Bradley Manning ha dicho que se arrepiente del daño que causó a EE.UU. con la filtración de miles de documentos secretos a WikiLeaks, pero su mea culpa y los ruegos de su familia probablemente no le ayuden a evitar la condena de 90 años en prisión que podría recibir la próxima semana.

La juez militar que lleva el caso, la coronel Denise Lind, comenzará a deliberar la sentencia el lunes y podría anunciar el martes la pena que impondrá al soldado y exanalista de inteligencia en Irak por los 20 cargos de los que fue declarado culpable.

Durante una sesión de media hora el viernes, la Fiscalía decidió no presentar más testimonios, agilizando la presentación de argumentos finales el próximo lunes.

En un documento divulgado ayer en el tribunal militar de Fort Meade (Maryland), la juez explicó su fallo del mes pasado en contra de Manning al indicar que éste "sabía que los datos de inteligencia publicados en internet estaban al alcance de Al Qaeda".

La juez consideró que Manning, ahora de 25 años, actuó de forma insensata y que su conducta puso en "inminente peligro" la vida de otras personas.

Manning "tenía razones para creer que la información (filtrada) podría utilizarse para causar daño a Estados Unidos o para dar ventaja a cualquier otro país", señaló Lind en el documento de diez páginas.

Los más de 700.000 documentos clasificados que Manning filtró en 2010, con apenas 22 años, suscitaron la ira de la clase política en Washington.

El miércoles pasado, con la voz entrecortada, Manning pidió disculpa por el daño que causó a EE.UU. con la filtración de esos documentos, lamentó "no poder volver atrás y cambiar la cosas", y expresó su deseo de asistir a la universidad en el futuro y "ser una mejor persona".

Aunque Manning fue absuelto de 2 de los 22 cargos en su contra el pasado 30 de julio, incluyendo el de "ayudar al enemigo", el exanalista de inteligencia podría afrontar hasta 90 años en la prisión militar de Fort Leavenworth (Kansas).

La juez Lind, que ha repartido dosis de cal y arena en ambas bancadas del tribunal de Fort Meade, ha escuchado los argumentos de la Fiscalía sobre el daño que supusieron las filtraciones a WikiLeaks para la seguridad nacional, y la premeditación y alevosía con la que Manning actuó.

Lind también ha escuchado el alegato de la Defensa de Manning sobre el error de un adolescente que quería denunciar los excesos de la guerra y afrontaba profundos problemas personales exacerbados en Irak.

La hermana de Manning, Casey Major, y su tía, Debra Van Alstyne, reforzaron la idea de que un pasado turbulento y una personalidad aún sin formar jugaron parte en la decisión de Manning de revelar los diarios de guerra de Afganistán e Irak y miles de cables diplomáticos.

Van Alstyne, que acogió a Manning durante un tiempo en su casa en Maryland, argumentó en su testimonio que su sobrino "entró con mal pie en este mundo", que su madre estaba alcoholizada a diario, y que su padre abandonó el hogar con otra mujer.

Según su tía, Manning no encajaba en la disciplina militar pero quería probar suerte para acceder a los beneficios militares y recibir educación universitaria gratuita.

Desde su detención en mayo de 2010, primero casi un año bajo un tortuoso régimen en Kuwait y en Quantico (Virginia) y ahora en Fort Leavenworth, Manning ha tenido, según sus palabras, tiempo "para la reflexión".

Sus partidarios consideran que las motivaciones de Manning para realizar las filtraciones fueron nobles y necesarias tras una década de la oscura guerra contra el terrorismo, aunque la frialdad con la que un tribunal mira los hechos podría jugar en contra del soldado. EFE