Después de una semana de protestas frenéticas, una tensa calma descendió el domingo sobre Brasil, aunque hubo algunas manifestaciones pacíficas contra la corrupción.
El movimiento de protesta, que originalmente comenzó en Sao Paulo, rápidamente se extendió a todo el país. Una encuesta de la Federación Nacional de Condados indicó que todos los estados brasileños han tenido una protesta de algún tipo en 438 condados. El momento culminante fue el jueves, cuando un millón de personas se lanzaron a las calles.
Unas 4.000 personas marcharon el domingo a lo largo de una carretera en las playas de Copacabana e Ipanema, en Río de Janeiro, mientras que varios cientos protestaron en Fortaleza, en el noreste del país. No se reportaron enfrentamientos con la policía.
El sábado, 250.000 brasileños participaron en protestas en más de 100 ciudades, pero fueron menos violentas que las de días anteriores. El movimiento, que comenzó con una larga lista de quejas por todos los males que aquejan al país, se ha concentrado en exigencias de reforma política para atacar la extensa corrupción.
La repentina explosión de descontento y el despertar político de los brasileños ha dejado a todos desconcertados, entre ellos la presidenta Dilma Rousseff, lo que ha creado incertidumbre sobre qué sucederá a corto plazo ahora que el país es sede de la Copa Confederaciones de fútbol y ante la visita del papa el próximo mes, el Mundial el próximo año y los Juegos Olímpicos en 2016.
La cadena de televisión Globo TV reportó el domingo que se espera que el gobierno de Rousseff anuncie el martes su primera respuesta concreta al movimiento: fondos adicionales para programas de servicios médicos con el fin de capacitar a más doctores.
Está claro que, aunque la actual agitación podría calmarse, los brasileños usarán los grandes eventos deportivos como razones para reunirse en masa y exigir cambios.
"Las protestas seguirán, la gente se ha politizado", dijo Marcos Mahal, un economista de 47 años, durante una protesta en Sao Paulo. "La violencia que vimos esta semana fue obra de grupos marginales que intentan desmoralizar al movimiento popular, pero no se saldrán con la suya. Las masas pacíficas continuarán su labor".
Una nueva encuesta concluyó que 75% de los ciudadanos apoyan las manifestaciones. Publicada por la revista semanal Epoca, fue realizada por el respetado Instituto Ibope, que entrevistó a 1.008 personas en todo el país entre el 16 y el 20 de junio. El sondeo tuvo un margen de error de tres puntos porcentuales.
A pesar del apoyo abrumador a las protestas, 69% de los encuestados dijo estar satisfecho con su vida y optimista en torno al futuro. En Brasil el empleo es casi pleno y 40 millones de personas han pasado a integrar la clase media en los últimos 10 años.
Pero desde que tuvo un crecimiento económico de 7,5% en 2010, la expansión se desplomó a sólo 0,9% el año pasado. Aunque en gran medida Brasil ha logrado protegerse de la crisis financiera mundial sobre la base de gasto interno del consumidor, los que compraron mucho a crédito en años recientes ahora están en problemas.
La inflación ha comenzado a aumentar y el país tiene un alto costo de la vida, en buena parte debido a la ineficiencia del gobierno en mejorar la infraestructura básica como carreteras, puertos, ferrocarriles y aeropuertos, lo que aumenta el costo de producir bienes y entregarlos a los consumidores.
Para los que están hartos de los problemas en los servicios médicos, el transporte y la seguridad, los fuertes gastos en la Copa Confederaciones y el Mundial —que se celebrará el año próximo— han hecho aumentar la insatisfacción. La Copa Mundial de Brasil será la más costosa de la historia: el gobierno invertirá más de 13.000 millones de dólares.
En la manifestación del 17 de junio en Sao Paulo, decenas de miles de personas se reunieron por primera vez en dos decenios en las calles de la mayor ciudad del país. La dentista Sandra Amalfe marchó con su hija de 16 años y se hizo eco de las quejas de muchos: "Necesitamos mejor educación, hospitales y seguridad, no gastar miles de millones en el Mundial".
Muchos manifestantes no quedaron satisfechos con un discurso de Rousseff el viernes por la noche, quien dijo que recibía con beneplácito las manifestaciones pacíficas y enfatizó que no condonaría la corrupción. La mandataria agregó que se reuniría con líderes del movimiento —si es que es posible identificar a alguno_, crearía un plan para mejorar el transporte urbano y usaría las ganancias del petróleo en inversiones en la educación, planes que de una u otra manera ya se han planteado antes.
"Dilma subestima la determinación del pueblo en torno al asunto de la corrupción", dijo Mayara Fernandes, estudiante de medicina que participó en una marcha en Sao Paulo. "Habló y habló pero no dijo nada. Nadie puede soportar más la corrupción en este país".
El sábado, los manifestantes denunciaron proyectos de ley que el Congreso estudia con el fin de limitar el poder de los fiscales federales para investigar delitos, una medida que muchos temen pudiera afectar los esfuerzos por encarcelar a los políticos corruptos.
Los fiscales federales estaban detrás de la investigación del mayor caso de corrupción en la historia del país, el "mensalao", un plan de venta de votos que salió a la luz en 2005 y que afectó a altos asistentes del ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva, que compraban a legisladores para que votaran por sus proyectos.
El año pasado, la Corte Suprema de Brasil condenó a dos decenas de personas en el caso, que se consideró un hito en la batalla contra la corrupción. Pero las personas en cuestión siguen en libertad debido a las apelaciones, una demora que ha molestado mucho a los brasileños.
"Fue positivo que Dilma hablara, pero este movimiento ya ha ido demasiado lejos y no había mucho que ella pudiera decir realmente", dijo Victoria Villela, estudiante universitaria de 21 años que participó en las protestas de Sao Paulo. "Todos mis amigos hablaban en Facebook de que no dijo nada que los dejara satisfechos. Creo que las protestas continuarán durante mucho tiempo y participará una gran cantidad de personas". /AP