AP
Los brasileños salieron el domingo a las calles para un jornada de protestas a nivel nacional contra la asediada presidenta Dilma Rousseff, en manifestaciones vistas ampliamente como una prueba clave de su capacidad para sobrevivir a las crisis políticas y económicas que azotan al país.
La presidenta se enfrenta a un juicio político sobre la supuesta mala administración fiscal del país en medio de la peor recesión en décadas. Por su fuera poco, lo hace en medio de una amplia investigación sobre la corrupción en el gigante petrolero estatal Petrobras.
Los observadores dicen que una gran participación en las protestas del domingo podría dificultar aún más la capacidad de Rousseff de luchar por su supervivencia política en medio de índices de aprobación históricamente bajos.
En caso de que la participación sea baja, ella podría gozar de un respiro político, al indicar que la mayoría de la población se opone a su salida.
Se prevé que se realicen manifestaciones en más de 300 ciudades y pueblos en todo el país. Los organizadores, que usaron en gran medida las redes sociales, dijeron esperar una participación alta.
2016-03-13