Los representantes de las principales organizaciones sindicales de Brasil fueron recibidos por la jefa de Estado, Dilma Rouseff, y tras la reunión ratificaron la jornada de protestas que han convocado para el próximo 11 de julio.
En la reunión participaron dirigentes de la Central Única de Trabajadores (CUT), de Fuerza Sindical y otras organizaciones, que explicaron que durante la reunión con Rousseff se hizo un análisis de la situación generada por las manifestaciones que desde hace dos semanas estremecen al país.
Sin embargo, el presidente de Fuerza Sindical, Paulo Pereira da Silva, dijo que la mandataria declinó conversar sobre las demandas que plantean los sindicatos.
"Simplemente la presidenta escuchó a los sindicatos, se levantó y se fue" pues alegó que tenía otro compromiso, declaró a periodistas Pereira da Silva.
El presidente de la CUT, Vagner Freitas, desvirtuó en parte de esa versión y explicó que la reunión con Rousseff "no había sido convocada para discutir las pautas de los trabajadores", sino para "analizar el actual momento político del país".
Freitas señaló que los sindicatos sí puntualizaron que en esa discusión "deben ser tomados en cuenta los intereses de todos los trabajadores organizados" en torno a los sindicatos.
Pese a sus divergencias sobre los resultados de la reunión con la presidenta, los sindicatos ratificaron la "jornada de luchas" que han convocado para el próximo 11 de julio, a la que hasta ahora se han adherido, además de la CUT y Fuerza Sindical, otras tres grandes organizaciones sindicales.
En esa "jornada de luchas" pretenden exigir una reducción de la jornada laboral a 40 horas semanales, la modificación de una ley que reduce las pensiones de quienes se jubilan prematuramente y que sea archivado un proyecto de ley que permitiría a las empresas ampliar el número de trabajadores "tercerizados".
Algunos sindicatos también reivindican medidas para reducir la inflación, que consideran como la principal preocupación de los trabajadores actualmente, y, así como los manifestantes, exigen mayores inversiones públicas en educación, salud y transporte.
El ministro de Trabajo, Manoel Dias, quien participó en la reunión, dijo que el Gobierno intentará negociar con los sindicatos a fin de "convencerles" de que cancelen las protestas.
"Creo que la negociación es fundamental y, en la medida en que se dialogue con toda la sociedad, se podrán encontrar caminos que van a llevar a las soluciones para todos los problemas", declaró. /EFE
Miércoles 26/06/2013