AP
Una de las consecuencias más devastadoras del ataque en Niza fue que decenas de los muertos o heridos son niños que habían ido a ver los fuegos artificiales por el Día de la Bastilla.
El hospital infantil de Niza atendió a unos 50 niños y adolescentes después del ataque del jueves en la noche, incluyendo a dos que murieron en cirugía. Cinco permanecían en condición crítica el viernes en la noche, de acuerdo con Stephanie Simpson, directora de comunicaciones del hospital Lenval Foundation.
Los niños son parte de las 84 personas muertas y 202 heridas que dejó un hombre identificado por la policía como Mohamed Bouhlel, quien condujo un enorme camión a través de una calle atestada de personas el jueves por la noche antes de que la policía lo matara a tiros. Se desconocen hasta el momento los motivos de Bouhlel, aunque el primer ministro francés Manuel Valls dijo que "sin duda estaba vinculado al islam radical".
Entre los que se aferran a la vida está Sherine, de 13 años. Su prima Malika Zenatti, de 38 años, relató desde el hospital que el gemelo de la niña, Mehdi, fue pulverizado por el impacto del vehículo.
"Fue aplastado", dijo Zenatti en medio de lágrimas, sentada en una pequeña silla de color brillante dentro de una sala de espera decorada de forma infantil, rodeada de juegos y libros de historietas. "Lo identificaron por su camiseta. Estaba irreconocible".
Sherine y Mehdi celebraban la fiesta nacional de Francia junto con su madre Bouchra, de 40 años, y su tía, a quien Zenatti solo identificó como "Tata", tía en francés. Cuando el camión avanzaba por el famoso malecón de Niza, el Paseo de los Ingleses, a la orilla del mar Mediterráneo, golpeó a Mehdi y Tata, matándolas al instante. Sherine sobrevivió a pesar de que quedó gravemente herida.
"Los médicos dicen que hay un poco de esperanza… Está con equipo de soporte vital", agregó.
Zenatti dijo que su propia hija, una joven de 16 años, estaba viendo la pirotecnia también desde otra parte y la llamó por teléfono muy asustada.
2016-07-15
El brutal ataque de Niza castigó a muchos niños
Por PHILIPPE SOTTO, Associated Press
NIZA, Francia (AP) — Una de las consecuencias más devastadoras del ataque en Niza fue que decenas de los muertos o heridos son niños que habían ido a ver los fuegos artificiales por el Día de la Bastilla.
El hospital infantil de Niza atendió a unos 50 niños y adolescentes después del ataque del jueves en la noche, incluyendo a dos que murieron en cirugía. Cinco permanecían en condición crítica el viernes en la noche, de acuerdo con Stephanie Simpson, directora de comunicaciones del hospital Lenval Foundation.
"Algunos todavía están entre la vida y la muerte", agregó.
Los niños son parte de las 84 personas muertas y 202 heridas que dejó un hombre identificado por la policía como Mohamed Bouhlel, quien condujo un enorme camión a través de una calle atestada de personas el jueves por la noche antes de que la policía lo matara a tiros. Se desconocen hasta el momento los motivos de Bouhlel, aunque el primer ministro francés Manuel Valls dijo que "sin duda estaba vinculado al islam radical".
Entre los que se aferran a la vida está Sherine, de 13 años. Su prima Malika Zenatti, de 38 años, relató desde el hospital que el gemelo de la niña, Mehdi, fue pulverizado por el impacto del vehículo.
"Fue aplastado", dijo Zenatti en medio de lágrimas, sentada en una pequeña silla de color brillante dentro de una sala de espera decorada de forma infantil, rodeada de juegos y libros de historietas. "Lo identificaron por su camiseta. Estaba irreconocible".
Sherine y Mehdi celebraban la fiesta nacional de Francia junto con su madre Bouchra, de 40 años, y su tía, a quien Zenatti solo identificó como "Tata", tía en francés. Cuando el camión avanzaba por el famoso malecón de Niza, el Paseo de los Ingleses, a la orilla del mar Mediterráneo, golpeó a Mehdi y Tata, matándolas al instante. Sherine sobrevivió a pesar de que quedó gravemente herida.
"Los médicos dicen que hay un poco de esperanza… Está con equipo de soporte vital", agregó.
Zenatti dijo que su propia hija, una joven de 16 años, estaba viendo la pirotecnia también desde otra parte y la llamó por teléfono muy asustada.