La Casa Blanca abrió hoy una vez más sus puertas a miles de niños de todo el país que acudieron invitados como cada Semana Santa desde hace 136 años para participar en una de las actividades más relajadas y lúdicas de la residencia presidencial estadounidense: la tradicional carrera de huevos de Pascua.
Como también viene siendo tradición, el presidente estadounidense, Barack Obama, compareció en un balcón ante los jardines de la Casa Blanca acompañado de su esposa y primera dama, Michelle, y de un gigantesco "conejo de Pascua" que le ayudó a hacer los honores con los que se inició una fiesta aguardada con impaciencia por los más de 30.000 invitados provenientes de los 50 estados del país, en buena parte niños.
"Feliz Pascua, éste es el evento más grande del año que celebramos en la Casa Blanca", saludó Obama a los entusiastas invitados desplegados en los floridos jardines de la residencia presidencial bajo un luminoso sol aunque con temperaturas más bien suaves para estar tan entrados en la primavera boreal.
La pareja presidencial se paseó entre los invitados y saludó a numerosos visitantes, a la par que participó en algunas de las actividades deportivas.
Así, Obama se acercó hasta la cancha de baloncesto, donde acertó un tiro libre de los tres que realizó bajo indicaciones de los pequeños congregados y también jugó un breve partido de dobles al tenis con el tenista profesional estadounidense Sam Querrey y otros dos pequeños.
Por los jardines también se paseaban los dos perros presidenciales, Bo y -por primera vez- su compañera Sunny, quienes así se convirtieron en parte de un espectáculo lleno de carreras haciendo rodar huevos duros impulsados con cucharas -aquí Obama prefirió ejercer de árbitro-, juegos y lectura de cuentos infantiles.
Todo ello una vez más bajo el lema de promover la salud y el ejercicio físico entre los más pequeños para combatir la obesidad infantil, algo en lo que Michelle Obama está muy implicada con su campaña "Lets move!" (A moverse).
La fiesta de Pascua en la Casa Blanca data de 1878, cuando el presidente Rutherford B. Hayes permitió por primera vez que los niños hicieran rodar huevos en los jardines de la residencia presidencial. / DPA.