El secretario de Defensa de EEUU, James Mattis, se encuentra de vuelta en Washington después de concluir el pasado viernes su primera gira por Suramérica, un viaje que tenía por objetivo fortalecer los lazos del país en una región afectada por la crisis de Venezuela y la creciente influencia de China.
En seis días, el jefe del Pentágono visitó cinco ciudades, entre ellas Brasilia, Río de Janeiro, Santiago de Chile, Buenos Aires y Bogotá, en cuatro países diferentes, se reunió con los ministros de Defensa de todos ellos y fue recibido por los presidentes de Chile, Sebastián Piñera, y de Colombia, Iván Duque.
La gira concluyó con pocos acuerdos concretos: uno ya rubricado con Chile para que ambos Gobiernos colaboren en materia de ciberseguridad y otro con Colombia para el envío de un buque hospital con el propósito de ayudar a paliar la crisis humanitaria derivada de la llegada de miles de venezolanos a suelo colombiano.
Uno de los constantes mantras repetidos por Mattis a lo largo de los últimos días ha sido que Venezuela se encuentra en una "trágica situación", provocada por un "régimen opresor" y "hambriento de poder", que afecta a los Estados de la región.
Por este motivo, según ha ido desvelando el propio general a medida que avanzaba su viaje, este ha sido uno de los temas abordados con las autoridades de cada país que ha visitado.
"El caso de Venezuela es preocupante para toda la región, porque el flujo de refugiados fuera de Venezuela es significativo", comentó el subsecretario adjunto de Defensa de EEUU para Asuntos del Hemisferio Occidental, Sergio de la Peña, el viernes a los periodistas que cubrían el viaje.
Venezuela fue, de hecho, uno de los temas estrella que Mattis trató en su primera escala -Brasilia-, al reunirse con los ministros brasileños de Relaciones Exteriores, Aloysio Nunes, y de Defensa, el general Joaquim Silva e Luna, a quienes alabó por el "liderazgo" de su país a la hora de llamar al orden a Maduro desde el Grupo de Lima y la Organización de Estados Americanos (OEA).
No fue hasta este viernes, sin embargo, cuando EEUU avanzó medidas concretas para hacer frente a la situación generada por el éxodo de venezolanos tras el encuentro entre Mattis y Duque en Bogotá.
"Es una misión absolutamente humanitaria. No vamos a enviar soldados, vamos a enviar doctores (…). Están desbordando la frontera", afirmó ayer Mattis, para explicar la decisión de enviar un buque hospital a Colombia, mientras volaba en su avión oficial de vuelta a casa.
El otro asunto más abordado durante la gira fue la creciente influencia de Pekín en la parte sur del continente americano, un fenómeno que, según se ha reiterado desde el Pentágono, supone una auténtica amenaza a la "soberanía" de algunas naciones latinoamericanas.
"Es muy difícil saber lo que piensan los chinos, lo que sí vemos es que están incrementando su presencia en todo el mundo. La única preocupación que nosotros tenemos con los chinos es que muchas veces hay países que se endeudan a un nivel que no es sostenible. Y cuando uno empieza a aplazar los pagos está perdiendo soberanía", expuso ayer De la Peña.
Por este motivo, aunque EEUU ha terminado por reconocer el derecho de cada país a hacer negocios con quien más le convenga, también ha pedido a sus socios en la región que insistan en alcanzar acuerdos "transparentes" con China, para evitar futuras situaciones problemáticas.
"Existen preocupaciones sobre cuál es el diseño que tiene China en mente para el hemisferio", reconoció Mattis, quien citó, como ejemplo, el acuerdo alcanzado entre Pekín y Argentina para la construcción de una base espacial en la Patagonia.
2018-08-18
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