Cientos de personas marcharon hoy en Ciudad de México para recordar el 45 aniversario de la matanza de Tlatelolco, cometida por autoridades que reprimieron una manifestación pacífica de estudiantes.
Ex integrantes del movimiento estudiantil de 1968, al que pertenecen la mayoría de las víctimas, lideraron la manifestación, que partió de la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco hacia el centro de la ciudad.
Sobrevivientes, familiares de víctimas, estudiantes e integrantes de diversas organizaciones defensoras de derechos humanos y sindicatos acompañaron la protesta, en la que se pidió justicia y una marcha pacífica para rememorar la tragedia, ocurrida en vísperas del inicio de los Juegos Olímpicos de Ciudad de México 1968.
La masacre de la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco se registró el 2 de octubre de 1968 y de acuerdo a datos oficiales en el hecho hubo 37 muertos, aunque organizaciones defensoras de derechos humanos documentan unos 300 fallecidos.
"Yo soy generación 68″, se leyó en las camisetas blancas que usaron los adultos mayores que organizaron la manifestación. "2 de octubre ¡No se olvida!", se leía en pancartas que portaban jóvenes.
La policía instaló un retén a la salida del metro Tlatelolco, con el que se intentó detectar armas y explosivos, que se cree podrían utilizar grupos de anarquistas que se infiltren en la manifestación.
El retén no fue bien visto por algunos de los manifestantes, que consideraron el hecho como un acto de represión.
Inicialmente la protesta tenía el objetivo de concluir con una concentración en la plaza del Zócalo de la capital mexicana, pero este propósito se vio frustrado debido a que el lugar sirve como centro de acopio de ayuda para los damnificados que dejaron los huracanes "Ingrid" y "Manuel".
Entre las actividades programadas para recordar la masacre también estuvo la creación de un memorial elaborado con placas de cemento en donde se plasmaron huellas. En la noche se hará un acto de silencio de diez minutos para recordar a las víctimas.
Algunas de las demandas del Comité 68, que organizó los actos conmemorativos, son castigo para el ex presidente mexicano Luis Echeverría (1970-1976), quien era secretario del Interior en el momento de la matanza; libertad a presos políticos; disolución de los cuerpos de policías antimotines y la derogación de un artículo penal en el Distrito Federal.
Javier Zúñiga, asesor especial de Amnistía Internacional y quien era profesor universitario en la época de la masacre, dijo que las repercusiones de la protesta y la brutal represión que tuvieron las manifestaciones del 68 se convirtieron "en una lección de impunidad".
"A primera hora de la mañana siguiente (de la matanza) regresamos a la Plaza de las Tres Culturas, en la zona de Tlatelolco de Ciudad de México, y vimos los montones de cinturones y zapatos apilados. En el suelo continuaban los charcos de sangre, y en las columnas de cemento que había en torno a la plaza había agujeros de balas a la altura de los ojos", rememoró sobre su experiencia.
Zúñiga dijo que para los sobrevivientes y para la sociedad mexicana "Tlatelolco seguirá siendo una herida abierta mientras no se garantice verdad, justicia y reparación para las víctimas de ese infausto 2 de octubre".
"Hubo que esperar al fin del gobierno del PRI (Partido Revolucionario Institucional), en 2000, y la toma de posesión del presidente Vicente Fox para que las víctimas y la sociedad pudiesen albergar ciertas esperanzas de que por fin se fuese a iniciar una investigación seria sobre Tlatelolco y otros graves abusos cometidos en esa época. Incluso se designó a un fiscal federal especial para que la llevase a cabo. Pero, al final, no ocurrió nada; los perpetradores continuaron gozando de inmunidad", expresó.
Libros como "La noche de Tlatelolco", de la escritora Elena Poniatowska, reconstruyeron a través de testimonios la matanza. /DPA