La sangrienta represión de las protestas de los Hermanos Musulmanes por el golpe de Estado y encarcelamiento del presidente egipcio Mohamed Mursi, con al menos 525 muertos y 3.717 heridos según el recuento oficial, ha desatado la condena mundial y las llamadas a consultas a los diplomáticos egipcios.
Mientras el Gobierno instalado el pasado 14 de julio en El Cairo por los militares condenaba hoy la violencia contra la minoría cristina copta, sus representantes en el extranjero recibían reproches y llamamientos a la contención y el diálogo entre seguidores y detractores de Mursi.
La proclamación ayer del estado de emergencia durante un mes y la declaración del toque de queda no ha evitado que los enfrentamientos y los actos violentos se sucedieran anoche, pues el desalojo de las acampadas en la capital desató el llamamiento de los Hermanos Musulmanes a sus partidarios para que salieran a las calles.
La convocatoria degeneró en choques con las fuerzas del orden y los opositores al depuesto mandatario, alguno de cuyos más conocidos apoyos como el vicepresidente de Relaciones Internacionales, Mohamed el Baradei, prefirió renunciar y recordó que podía haberse evitado la violencia.
El primer ministro egipcio, Hazem al Beblaui, cuyo Gobierno decidió el desalojo de las acampadas en las plazas cairotas de Rabea al Adauiya y del Nahda, condenó hoy las "acciones criminales" que sufrieron ayer varias iglesias coptas, según la agencia estatal Mena.
El gobernante telefoneó al patriarca de la iglesia ortodoxa copta, Teodoro II, para expresarle su solidaridad ante esos actos de violencia y el incendio de varios templos en distintas provincias del país.
"La unidad de musulmanes y cristianos es una línea roja y las fuerzas de la oscuridad y el terrorismo no lograrán afectarla o debilitarla", añadió Al Beblaui.
Ayer, la jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, condenó la violencia y abogó por la reapertura del proceso político para restaurar las estructuras democráticas.
Por su parte, el secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, instaba a levantar "cuanto antes" el estado de emergencia y calificaba como "deplorables" los actos violentos.
Hoy el ministro de Asuntos Exteriores alemán, Guido Westerwelle, se sumó desde Túnez a los reproches y condenas de la víspera por el uso de la "violencia" por la Policía egipcia para disolver las protestas.
También el Gobierno chino pidió hoy "moderación" a las fuerzas políticas de Egipto y abogó por el diálogo.
"Espero que todas las partes pongan en primer lugar los intereses de los ciudadanos y que actúen con moderación para evitar más víctimas", manifestó un portavoz citado por la agencia Xinhua.
En Castel Gandolfo, el papa Francisco dijo que "llegan por desgracia noticias dolorosas de Egipto" e instó a los presentes a orar juntos "por la paz, el diálogo y la reconciliación en aquella querida tierra y en el mundo entero".
En Madrid, el embajador de Egipto, Ayman Zaineldine, fue llamado por el Ministerio de Asuntos Exteriores para trasladarle la inquietud de España por la situación y para condenar el uso de la violencia.
Por su parte, el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, reclamó hoy la celebración de una reunión extraordinaria del Consejo de Seguridad de la ONU para debatir la "masacre".
También el presidente de Francia, François Hollande, pidió hoy el cese "inmediato" de la represión en Egipto y subrayó que debe hacerse todo lo posible para evitar una guerra civil en ese país.
Entre la comunidad internacional se ha instalado el temor a una guerra civil en Egipto tras la violenta represión de las protestas de los Hermanos Musulmanes.
Pese a todo, una calma relativa reinaba al comienzo del día de hoy en las calles de las principales ciudades del país, tras la primera noche con el toque de queda, no exenta de algunos incidentes.
En Al Arish, capital de la provincia del Norte del Sinaí, un policía y un soldado murieron por disparos de desconocidos frente a una comisaría, según Mena.
Mientras, en Qena, en el sur, al menos dos personas fallecieron por disparos durante choques entre seguidores del depuesto presidente Mohamed Mursi y las fuerzas de seguridad en los alrededores de los juzgados de esta ciudad.
En Qaliubiya, al norte de El Cairo, al menos tres personas perecieron y quince resultaron heridas anoche en enfrentamientos entre los islamistas y opositores a Mursi. EFE