El presidente Raúl Castro clausuró el domingo las sesiones plenarias de la Asamblea Nacional del Poder Popular con un duro discurso sobre las ilegalidades en la isla y la tolerancia de algunos funcionarios, al tiempo que exhortó a los ciudadanos a apoyar la lucha contra la corrupción.
"¡Basta ya el miedo a buscarse problemas en el cumplimiento de nuestros deberes y asumir una mentalidad de orden y disciplina!", exclamó el gobernante ante los diputados de la Asamblea Nacional del Poder Popular, el legislativo unicameral cubano.
El discurso fue transmitido en diferido por la televisión cubana un par de horas después que Castro habló el domingo en la tarde.
Castro criticó desde los altos funcionarios que roban al Estado y trafican influencias y aceptan sobornos, hasta los individuos que tiran basura en la vía pública, dañan árboles, ponen la música alta, destruyen monumentos, rompen teléfonos, gritan groserías en la calle o crían cerdos en la ciudad sin importar las consecuencias para los vecinos.
"Pienso que a pesar de las innegables conquistas educacionales alcanzadas por la revolución… hemos retrocedido en cultura y civismo ciudadanos", dijo el mandatario. "Tengo la amarga sensación de que somos una sociedad cada vez más instruida, pero no necesariamente más culta", agregó
"El denominador común de todo este fenómeno ha sido y es la falta de exigencia de los encargados de hacer cumplir lo establecido", lamentó Castro en su discurso de poco más de media hora.
En los meses recientes hubo varios juicios a empresarios extranjeros y directivos de empresas cubanas acusados de corrupción, pero en la mayoría de los casos no se brindó información oficial y cuando se hizo se omitieron los detalles.
Ante unos 550 diputados, Castro hizo un recorrido por los avances de su política de actualización del modelo económico, que busca implementar reformas para mejorar la eficiencia, pero sin perder el carácter fundamentalmente estatal del sistema.
Castro consideró "positiva" la marcha de la economía en el primer semestre de 2013, pese a las condiciones internacionales que operaron en su contra —como la baja de los precios del níquel-_, así como a las propias ineficiencias o el paso devastador del ciclón Sandy a finales del año pasado, que golpeó fuertemente la zona oriental del país.
Sin embargo, Castro reconoció que el crecimiento económico "todavía no se nota en la economía de la familia cubana promedio".
El mandatario reafirmó que seguirá profundizando en un camino de apertura a la iniciativa privada, sea mediante la entrega de licencias para pequeños emprendedores —que ya son más de 400.000— como la autorización para crear cooperativas de producción, servicios y comercialización, una forma de gestión que empezó a operar oficialmente este mes y tiene políticas fiscales y crediticias propias.
Castro insistió en que no se trata de una privatización de la economía —la propiedad de tierras y bienes de producción está todavía en manos del Estado— sino permitir que la empresa estatal socialista sea eficiente y se ocupe de los sectores estratégicos, como la energía, la salud pública, la siderurgia y la educación.
Uno de los puntos tocados por Castro en su discurso fue el de la doble moneda, fenómeno del cual muchos cubanos se quejan pues afecta al poder adquisitivo y fomenta la improductividad laboral.
Como en otras ocasiones, Castro aseguró que esta duplicidad será eliminada próximamente "de forma ordenada e integral, para acometer transformaciones de mayor alcance", pero no especificó una fecha o la forma de aplicación.
Finalmente, el mandatario defendió el derecho de los países latinoamericanos a acoger al analista de inteligencia Edward Snowden, protagonista de una crisis diplomática internacional. Venezuela, Bolivia y Nicaragua le ofrecieron el asilo; Ecuador estudia si se lo otorga o no. /AP