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Varios niños y jóvenes aseguraron que en una pequeña capilla y ante una imagen de la Virgen María fueron abusados por dos curas católicos. Sus gemidos de terror difícilmente podían ser escuchados: como ellos, los otros estudiantes de esa escuela argentina eran sordos.
Al menos 24 alumnos y ex alumnos del Instituto Antonio Próvolo para niños sordos y con problemas de audición de la provincia de Mendoza denunciaron los presuntos abusos ante la justicia. El escándalo se intensificó luego de saberse que uno de los sacerdotes señalados ya había sido acusado de delitos similares en una escuela en Italia.
En el instituto "hay una capillita chiquita donde está la Virgen… con unas sillitas, donde a los niños los confesaban, les daban la comunión. Allí sucedían algunos de los hechos", dijo recientemente a The Associated Press el fiscal Fabrizio Sidoti, quien investigó el caso en las últimas semanas.
Las presuntas violaciones anales y vaginales, los manoseos y las prácticas de sexo oral también ocurrían en los cuartos de baño, los dormitorios, el jardín y un sórdido sótano del centro educativo situado en la localidad mendocina de Luján de Cuyo, unos 1.065 kilómetros al noroeste de Buenos Aires, según las denuncias contra los curas Nicola Corradi y Horacio Corbacho, quienes ya están presos. Tres laicos también enfrentan cargos en prisión.
El caso golpea a las puertas del Vaticano, que habría desoído las advertencias de las víctimas italianas sobre Corradi, detenido en Mendoza. El sacerdote italiano, de 82 años, había sido señalado por delitos similares cometidos desde la década de 1950 en el Instituto Antonio Próvolo de Verona.
Tras ordenar una investigación por las denuncias en Italia, el Vaticano castigó a cuatro sacerdotes, aunque Corradi nunca fue sancionado por los crímenes cometidos en ese instituto.
"Siempre nos decían que era un juego. ‘Vamos a jugar, vamos a jugar’ y nos llevaban al baño de las nenas", dijo una joven que denunció haber sido violada y abusada en el colegio argentino.
A través de una intérprete del lenguaje de señas, varias muchachas narraron a AP los supuestos abusos sufridos durante años.
La AP no identifica a presuntas víctimas de abuso sexual, a menos que ellas lo hagan de manera voluntaria. Además, en este caso, la justicia argentina las considera testigos de identidad reservada.
"Quiero que ellos estén presos hasta la muerte… Esto pasó en Italia, pasó acá. ¡Esto se corta, esto se termina, basta!", manifestó una de las jóvenes al referirse a Corradi y Corbacho, argentino y de 55 años.
Los alumnos y ex alumnos, algunos ya mayores de edad, han declarado ante el fiscal Sidoti haber sufrido abusos desde hace al menos una década. El fiscal describió los testimonios como muy verosímiles y coincidentes y aguarda los de más de 20 personas de las que podrían surgir más víctimas.
Según la investigación, los agresores se cebaban especialmente con los niños que dormían en los albergues del instituto, varios de los cuales procedían de provincias cercanas.
Una de las entrevistadas afirmó haber visto a uno de los curas violar a una niña mientras el otro sacerdote la obligaba a practicarle sexo oral. Sidoti narró que los menores miraban a escondidas, a través de las cerraduras de las puertas, entre las rendijas de las persianas. Aparentemente algunos niños incluso abusaron de sus compañeros en los dormitorios en una naturalización del horror en el que estaban inmersos.
Corradi, Corbacho y tres empleados del colegio -José Luis Ojeda, Jorge Bordón y Armando Gómez- fueron detenidos en noviembre acusados de maltrato físico, abuso sexual y corrupción de menores.
En el dormitorio de Corradi la policía halló 550.000 pesos en efectivo (unos 34.300 dólares) y revistas con fotografías de mujeres desnudas. Las computadoras y los celulares de los sacerdotes están siendo analizados ante la posibilidad de que contengan registros de los abusos.
Los acusados se han negado a declarar. A ambos curas les fue denegada el jueves la prisión domiciliaria y tendrán que permanecer en una cárcel de Mendoza con el resto de los acusados.
Pablo Kletzl, abogado de Corradi, no quiso informar el viernes a AP la situación de su defendido. "No voy a hablar", dijo en una breve conversación telefónica.
El papa Francisco no se ha manifestado públicamente sobre el caso y la Santa Sede declinó hacer comentarios a AP.
El 11 de diciembre, cuando el escándalo ya había estallado en Argentina, la difusión de un video en el que el pontífice les deseaba una feliz Navidad a los sordos a través de la lengua de señas despertó las críticas de usuarios de Twitter en el país sudamericano, que le reclamaron al papa una declaración por el caso de Mendoza.
"O vive fuera de la realidad o es de un cinismo fenomenal… es una burla", dijo a AP Carlos Lombardi, abogado de la Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual Eclesiástico de Argentina.
Anne Barrett, codirectora de BishopAccountability.org, un portal en internet contra la pederastia clerical, afirmó que el caso argentino "es distintivamente horripilante… los delitos son nuevos, eran prevenibles, ocurrieron luego de que el Vaticano supuestamente ha implementado reformas y bajo las narices de funcionarios de la Iglesia que han presumido de políticas inteligentes contra los abusos".
Muchos en Argentina se preguntan si Francisco estaba al tanto de la presencia en su país del cura italiano.
El nombre de Corradi apareció públicamente en 2009 cuando 67 sordos dijeron haber sido abusados en el instituto veronés por 24 curas, laicos y hermanos religiosos. La lista de abusadores fue publicada en internet y especificaba que en ese entonces el sacerdote italiano estaba en Argentina.
Una víctima volvió a mencionarlo como su abusador durante una investigación ordenada en 2010 por el Vaticano a la diócesis de Verona, que también fue pública.
Su nombre volvió a aparecer en una carta dirigida al papa en octubre de 2014 en la que las víctimas italianas mencionaron a 14 curas presuntamente abusadores que seguían ejerciendo el ministerio y en la que le hacían notar que Corradi y otros tres sacerdotes estaban en Argentina. En aquella misiva señalaron que "la Iglesia no tiene interés en el sufrimiento provocado por sacerdotes que abusaron sexualmente de niños sordos".
Más de dos años después monseñor Angelo Becciu, un alto funcionario del Vaticano, les respondió que había elevado a la Conferencia Episcopal Italiana su propuesta de creación de una comisión investigadora. La Conferencia no respondió las consultas de AP acerca de si dicha comisión está en funcionamiento.
"Si sabían que había hecho esto ¿por qué lo mandaron acá aún sin haber estado con una condena judicial?", se quejó el jefe de los fiscales de Mendoza, Alejandro Gullé. "Enviaron al lobo a cuidar a las ovejas".
El arzobispado de Mendoza sostuvo que desconocía los antecedentes de Corradi cuando llegó a la provincia. "No era praxis de la Iglesia preguntar…viene un religioso a una diócesis y se confía en el superior legítimo", dijo a la AP Marcelo De Benedectis, vocero de esa institución. Agregó que el caso es "tan indignante" que se han tomado nuevas medidas en la diócesis mendocina, entre ellas exigir una declaración jurada a los religiosos en la que deben indicar que no tienen antecedentes penales o canónicos.
La Congregación para la Doctrina de la Fe de la Santa Sede ya está informada de las acusaciones contra Corradi y Corbacho, señaló De Benedectis.
En 2012 la diócesis de Verona pidió perdón a las víctimas y sancionó a cuatro de los 24 acusados tres años antes, entre los que no estaba Corradi. En ningún caso hubo un proceso penal porque el delito había prescrito.
En Argentina los abusos no han prescrito y las eventuales condenas podrían llegar hasta los 50 años de prisión, según Gullé.
La justicia también investiga si personal administrativo del instituto argentino encubrió los abusos.
Viviana Ávila, docente del colegio, dijo a AP que las profesoras "nunca tuvimos una sospecha de nada" ni recibieron quejas de los chicos. Ella y sus compañeras se retiraban al mediodía y tenían prohibido acercarse a los albergues.
Corradi fue trasladado a Argentina en la década de 1980. El sacerdote estuvo primero en el centro Próvolo de La Plata, 70 kilómetros al sur de Buenos Aires, y a fines de la década de 1990 recaló en Luján de Cuyo.
Su estadía en La Plata podría derivar en nuevas acusaciones. Un hombre de 42 años dijo a la prensa haber sido abusado por el sacerdote italiano en el instituto platense, denuncia que es investigada por un fiscal local.
"Queremos que se haga justicia. Nosotros podemos lograr condenas y espero que sean las máximas", señaló Gullé. Sin embargo, lamentó que "jamás vamos a compensar el daño espiritual que se ha infringido a estos niños".
2016-12-23