La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, viajó a Buenos Aires para asistir a los actos de investidura del nuevo presidente argentino, Mauricio Macri.
Rousseff, quien partió acompañada por una reducida delegación, que entre otros integra su canciller, Mauro Vieira, tiene previsto llegar a la capital argentina y dirigirse directamente hacia el Congreso, donde Macri prestará juramento.
Luego se trasladará a la Casa Rosada, sede del Gobierno argentino, donde Macri, ya investido como presidente, saludará a las delegaciones extranjeras que asisten a la ceremonia.
Rousseff ya ha tenido un encuentro con Macri, a quien recibió el pasado viernes en Brasilia en el marco de su primer viaje al exterior en su condición de presidente electo.
En ese encuentro, coincidieron en trabajar por reforzar las ya estrechas relaciones entre ambos países y en darle un nuevo impulso al Mercosur, sobre todo en el terreno comercial, con una eliminación progresiva de las barreras tarifarias que aún persisten en el bloque que también integran Uruguay, Paraguay y Venezuela.
En ese encuentro, Rousseff también explicó a Macri el momento político brasileño y las posibilidades de que sea sometida a un juicio con miras a su destitución por unas maniobras fiscales que los órganos de contraloría han considerado irregulares.
Una vez concluida la ceremonia de investidura, Rousseff se trasladará hacia la base aérea de Aeroparque, desde donde emprenderá el regreso a Brasilia.
Mientras Rousseff permanezca fuera del país, la Presidencia será ocupada temporalmente por el vicepresidente Michel Temer, primero en la línea sucesoria en caso de una destitución y que en los últimos días se ha distanciado de la mandataria, de quien dijo que no siente ninguna "confianza" en él. EFE