El Tratado de Cielos Abiertos, negociado hace casi tres décadas y en vigor desde 2002, permite a los Estados miembros sobrevolar cualquier parte del territorio de otro estado miembro, fotografiando desde el aire, con una resolución máxima de 30 centímetros.
El pacto -del que forman parte Estados Unidos, Rusia, Canadá y casi toda la Unión Europea, incluida España- es uno de los esfuerzos de control internacional de armas más amplio jamás realizado con el objetivo de promover la transparencia en las fuerzas y actividades militares.
EEUU se queja desde hace tiempo de que Rusia viola el acuerdo porque impide supervisar desde el aire los ejercicios militares rusos, y no permite los vuelos sobre ciudades donde Estados Unidos cree que Rusia tiene armas nucleares que podrían alcanzar Europa.
Según el diario The New York Times, la inteligencia estadounidense cree, además, que Rusia puede estar utilizando sus sobrevuelos de Estados Unidos para identificar infraestructuras clave del país que pueden ser vulnerables a ciberataques.
La retirada del tratado, que los aliados europeos de EEUU ya veían venir desde hace tiempo, ahonda el desafío del Gobierno de Trump al régimen internacional de control de armas y en particular a la infraestructura creada para supervisar a las dos mayores potencias en ese ámbito, Estados Unidos y Rusia.
A mediados del año pasado, Trump se retiró también del Tratado de Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio (INF), destinado a eliminar todos los misiles nucleares y convencionales de corto y mediano alcance de Estados Unidos y Rusia, lo que llevó a Moscú a abandonar también ese pacto y aumentó el temor de una nueva carrera armamentística.
Esa medida dejó en vigor un único pacto entre ambos países para la reducción de armas nucleares, el Nuevo START, que expira en 2021 y que Rusia ha propuesto renovar sin condiciones, pero las conversaciones al respecto no han avanzado.
2020-05-21
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